Pobreza en Venezuela es 3 veces mayor que en Chile y Uruguay - IDESA

Informe Nº: 48410/03/2013

Pobreza en Venezuela es 3 veces mayor que en Chile y Uruguay

Los funerales de Hugo Chávez estuvieron cargados de consignas y discursos enalteciendo las transformaciones que se implementaron en Venezuela. Pero las evidencias muestran que los logros en Venezuela, en términos de progreso social, fueron modestos. Por ejemplo, Chile y Uruguay, más allá de las diferencias ideológicas de sus gobiernos, muestran mejores resultados a partir de […]

Los funerales de Hugo Chávez estuvieron cargados de consignas y discursos enalteciendo las transformaciones que se implementaron en Venezuela. Pero las evidencias muestran que los logros en Venezuela, en términos de progreso social, fueron modestos. Por ejemplo, Chile y Uruguay, más allá de las diferencias ideológicas de sus gobiernos, muestran mejores resultados a partir de ideas progresistas que combinan progreso social con racionalidad económica y respeto a las instituciones. El populismo de Venezuela, por el contrario, redistribuye ingresos sin reparar en su sustentabilidad.

La muerte de Hugo Chávez ha desencadenado innumerables sentimientos de exaltación en relación a la denominada Revolución Bolivariana. Con discursos y políticas a favor del nacionalismo, del latinoamericanismo, del redistribucionismo y la confrontación con todo aquello que pueda estar identificado con el capitalismo y, en particular, con los Estados Unidos, el fallecido presidente convenció a importantes segmentos de la población del continente de que este camino conduce hacia el desarrollo económico y el progreso social. En el aspecto práctico, estas ideas y estilos de conducción política se vienen aplicando en Venezuela desde febrero de 1999, es decir, durante 14 años.

¿Cuáles fueron los resultados alcanzados en términos de bienestar? Si bien el concepto de desarrollo social es complejo y multifacético, una forma básica y simple de cuantificarlo es a través del cálculo de la incidencia de la pobreza. Es decir, la porción de gente que vive con ingresos inferiores a la línea de pobreza ofrece una primera aproximación respecto a la eficacia social de las políticas que se aplican en un país.

Según la CEPAL, en el año 1999 la pobreza en Venezuela alcanzaba al 49% de la población. En el año 2011, que es el último disponible en esta fuente, la pobreza se redujo al 30% de la población. Para evaluar el significado de esta reducción de la pobreza, es útil apelar a la misma fuente de información –CEPAL–  y observar que en el mismo período:

· En Perú, la pobreza pasó del 49% al 28% de la población.

· En Chile, la pobreza pasó del 21% al 11% de la población.

· En Uruguay, la pobreza pasó del 9% al 8% de la población.

Estos datos sugieren que Venezuela no se destaca en el contexto latinoamericano por sus avances en términos de progreso social. Perú, que parte de una situación similar a la de Venezuela en términos de pobreza, tuvo progresos similares. Chile, que ya tenía una situación mucho mejor que la de Venezuela en el año 1999, logró porcentualmente una reducción más alta. Uruguay mantuvo niveles mucho más bajos de marginalidad social. Los discursos no son consistentes con el hecho de que Venezuela, luego de 14 años de revolución social y popular, tiene una tasa de pobreza que es igual a la de Perú y triplica a las de Chile y Uruguay.

América Latina transita por una bonanza inédita. Venezuela disfruta de los excelentes precios del petróleo, Perú y Chile de la minería y Uruguay de los productos agropecuarios. Las divergencias se dan en la calidad de las políticas públicas. En Venezuela se prioriza el buen momento para redistribuir y capitalizar dividendos políticos, sin reparar en la sustentabilidad del proceso. Prueba de ello es que la economía no se moderniza (la informalidad pasó desde 53% en 1999 a 52% en el 2010), las instituciones se degradan y se impone la intolerancia y la violencia. Con sus particularidades, Perú –de manera más reciente–, Chile y Uruguay adhieren a ideas progresistas donde se procura combinar redistribución con racionalidad económica y respeto a las instituciones.

La impronta igualitarista en Venezuela tiene mucho de discurso y poco de efectividad. Aunque se han reducido las desigualdades, las perspectivas en Venezuela para la gente más pobre no son alentadoras. Por ejemplo, en Venezuela sólo el 74% de los jóvenes de entre 13 y 19 años de edad de las familias más pobres asisten a la escuela. En Chile, con una distribución del ingreso menos igualitaria, el 81% de los jóvenes de entre 13 y 19 años de edad de las familias más pobres están escolarizados. Con políticas no populistas todos los chilenos (no sólo los más ricos) obtienen más beneficios que los venezolanos, incluso los más pobres que –en teoría– son los principales beneficiarios de la revolución.

Estas evidencias resultan particularmente relevantes para la Argentina. El populismo, de derecha o de izquierda, prioriza la redistribución de ingresos para capitalizar dividendos políticos de corto plazo a costa de cercenar las bases para un proceso sustentable de progreso social. El progresismo, también admite orientaciones ideológicas diferentes, como las de los gobiernos de Uruguay y Chile, pero tiene subyacente la racionalidad económica y el respeto a las instituciones asumiendo la redistribución de ingresos como una meta dentro de un proceso sustentable de progreso social y no con un interés electoral de corto plazo.   

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