Informe Nº: 47216/12/2012
Datos del INDEC señalan que el aumento del empleo en el último año se explica casi en su totalidad por el crecimiento del empleo asalariado no registrado. Estas estimaciones son preliminares, dado que se basan en encuestas a hogares aplicadas sólo en los grandes aglomerados urbanos, sin embargo, marcan una tendencia a la expansión del […]
Datos del INDEC señalan que el aumento del empleo en el último año se explica casi en su totalidad por el crecimiento del empleo asalariado no registrado. Estas estimaciones son preliminares, dado que se basan en encuestas a hogares aplicadas sólo en los grandes aglomerados urbanos, sin embargo, marcan una tendencia a la expansión del desempleo y la informalidad. Parte del problema se explica por el estancamiento de la actividad económica, pero también hay una alta incidencia del incremento de los costos laborales. Por ello, se requiere reformar las instituciones labores en la dirección de reducir las cargas que subyacen en el empleo formal.
En el 3° trimestre del 2012 los indicadores laborales dan señales de problemas. La tasa de desempleo del INDEC pasó del 7,2% en el 3° trimestre del año pasado al 7,6% en el 3° trimestre del 2012. Esto se debe a que el empleo creció, pero su incremento fue inferior al aumento en la población económicamente activa (PEA). Se estima que en el 3° trimestre del 2012 se produjo una incorporación neta de 159 mil personas al mercado de trabajo buscando empleo, pero como en igual período se crearon sólo 101 mil nuevos empleos, 58 mil personas no pudieron encontrarlo y se sumaron a los desocupados. De aquí, el aumento en la tasa de desempleo.
Esta insuficiencia en la generación de puestos de trabajo se agrava con el deterioro en la calidad del empleo. Según las mismas estimaciones oficiales del INDEC, la tasa de empleo asalariado no registrado en el 3° trimestre pasó de 34,3% en el 2011 a 35,5% de los asalariados en el 2012. La dinámica que llevó a este aumento en el empleo asalariado no registrado entre el 3° trimestre del 2012 y el mismo período del 2011 fue la siguiente:
· El empleo no asalariado (fundamentalmente, cuentapropismo) disminuyó en -65 mil personas.
· El empleo asalariado registrado creció en 6 mil nuevos trabajadores.
· El empleo asalariado no registrado creció en 160 mil nuevos trabajadores.
La suma de estas variaciones arroja los 101 mil nuevos empleos netos creados en el 3° trimestre. Se destaca que los no asalariados disminuyeron y que el empleo asalariado creció. Pero dentro del crecimiento del empleo asalariado, el 96% fue empleo no registrado. Aunque esta información es aproximada porque surge de una encuesta y se refiere sólo a los grandes aglomerados urbanos (no incluyen la realidad del interior de las provincias) resulta sugerente que en el último año, no sólo creció el desempleo, sino que casi la totalidad del empleo asalariado creado fue empleo “en negro”.
La insuficiente creación de empleo de calidad está asociada al estancamiento de la actividad económica. Los datos oficiales señalan que en el 2° trimestre del año el Producto Bruto Interno (PBI) creció un 0% y el Estimador Mensual de Actividad Económica, que es un adelanto del PBI, en el 3° trimestre del 2012 creció apenas un 1,4%. Pero la intensidad con la que se vienen deteriorando los indicadores laborales excede al pobre desempeño de la actividad económica. La combinación de aumentos de salarios sin respaldos en incrementos de la productividad, más la elevación de los costos no salariales (imposiciones sobre los salarios, burocracia, litigiosidad), impacta de manera negativa sobre los incentivos a las empresas para crear empleos “en blanco”. Este desaliento a la generación de empleos de calidad por parte de la política laboral es lo que más incide en el deterioro observado en los indicadores laborales oficiales.
Existe la posibilidad de que en el año 2013 se intensifique el contexto externo favorable de los últimos años. Brasil podría salir de la recesión y la cosecha de la soja, más allá del impacto de las condiciones climáticas, puede ser muy buena gracias a los favorables precios internacionales. Pero esto no alcanza para contrarrestar los errores de política doméstica que deterioran la capacidad competitiva. Aún suponiendo que el “viento de cola” internacional siga soplando con intensidad, los datos del INDEC sugieren que las políticas laborales cercenan la posibilidad de aprovechar plenamente la oportunidad.
Estas evidencias señalan la importancia de vigorizar el crecimiento instrumentando políticas más racionales. Se hace cada vez más necesario diseñar e implementar una profunda reforma de las instituciones laborales que reduzca las imposiciones espurias, la carga burocrática, la conflictividad y los crecientes y cada vez más intensos riesgos de litigios que subyacen en la generación de empleo “en blanco”.