Informe Nº: 49526/05/2013
El aumento del desempleo se explica por la modesta generación de empleos frente a una creciente demanda de la gente por nuevos puestos de trabajo asociada al deterioro que provoca la inflación en los ingresos familiares. Hasta el año 2008, hubo alta generación de empleo que se sustentó en la licuación de costos laborales producida […]
El aumento del desempleo se explica por la modesta generación de empleos frente a una creciente demanda de la gente por nuevos puestos de trabajo asociada al deterioro que provoca la inflación en los ingresos familiares. Hasta el año 2008, hubo alta generación de empleo que se sustentó en la licuación de costos laborales producida por la mega devaluación del año 2002. Pero la capacidad de generación de nuevos empleos privados se fue debilitando por la multiplicación de trabas y sobrecostos producto de malas decisiones tomadas por los tres poderes del Estado.
Cierta preocupación suscitó el aumento de la tasa de desempleo en el primer trimestre del año 2013. De todas formas, el fenómeno no es producto de la caída del empleo sino de que la cantidad de gente que decidió salir a buscar empleo fue muy superior a los nuevos puestos de trabajo generados. En este sentido, el aspecto positivo es que sigue habiendo creación de empleos. El negativo es que los nuevos empleos generados son insuficientes.
El bajo crecimiento económico obviamente es uno de los factores que incide en la baja capacidad de generación de nuevos puestos de trabajo. A pesar de que el mundo sigue brindando a la Argentina oportunidades inéditas, tanto por los muy elevados precios de los principales productos de exportación como por las muy bajas tasas de interés internacionales, los errores de políticas internas hacen que el crecimiento sea modesto.
Pero además del bajo crecimiento económico, también están presentes otros factores que deterioraron la capacidad para generar nuevos empleos. Una forma de visualizarlos es analizando la evolución de la economía y el empleo en retrospectiva. En este sentido, según datos del Ministerio de Economía se detectan las siguientes tendencias:
· Entre los años 2004 y 2008, la economía se expandió al 8,5% por año y el empleo asalariado privado formal lo hizo al 9,6% promedio anual.
· Entre los años 2010 y 2011, la economía creció al 9,0% anual, pero el empleo asalariado privado formal creció al 3,7% promedio anual.
· En el año 2012, la economía creció a un modesto 1,9% y el empleo asalariado privado formal lo hizo en un 1,3%.
La información oficial muestra que con similares tasas de crecimiento de la economía la generación de empleos es muy diferente. Mientras que entre los años 2004 y 2008 el empleo crecía a tasas superiores a las del PBI, entre los años 2010 y 2011 el empleo creció apenas un tercio de lo que se expandió la economía. Con la desaceleración económica del año 2012, el crecimiento del empleo obviamente es más bajo aún. Pero es notable el debilitamiento progresivo en la capacidad de creación de nuevos empleos de calidad.
La principal explicación para la reducción en la capacidad creadora de empleos es la elevación de los costos laborales. Medido a precios del año 2012, o sea corregido por inflación, el costo laboral promedio en el empleo formal (salario formal más contribuciones patronales), equivalían en el año 2003, en el inicio del proceso de recuperación, a $3.350; a finales del 2008 ya había llegado a $5.400 (o sea, un nivel cercano al de la convertibilidad) y, en el año 2012, alcanza a $9.200. Es decir, el costo laboral promedio en el sector privado formal, corregido por inflación, se triplicó en la última década.
Hay que advertir que la clave del ciclo expansivo del empleo fue la enorme licuación de costos laborales heredada de la mega devaluación del año 2002. Lamentablemente, esa bonanza no fue aprovechada para generar condiciones para el crecimiento de los salarios sustentados en mejoras de la productividad. Muy por el contrario, desde los tres poderes del Estado se multiplicaron las regulaciones y los criterios de poca racionalidad en la aplicación de las leyes que elevaron los costos y la incertidumbre de contratar un asalariado en la formalidad. El resultado es un fuerte debilitamiento en la capacidad de creación de empleos que, combinado con el debilitamiento de la economía más un aumento en la cantidad de gente que sale a buscar trabajo, se traduce en desempleo creciente.
Las perspectivas no son alentadoras. Los beneficios de un contexto internacional favorable se diluyen por un manejo de las políticas públicas muy poco profesional. Así, la economía crece mucho menos que su potencial y se erosionan las bases para poder seguir generando nuevos empleos en el sector privado. Ante este panorama de baja creación de empleo privado emerge el empleo público como alternativa. Esto explica el gran magnetismo de la agrupación política juvenil generada en el interior del Gobierno que es percibida por los jóvenes como el mecanismo más seguro y fácil de acceder a un empleo. Se trata de una “política” que produce réditos políticos, pero de corto plazo, porque carece de sustentabilidad fiscal y profundiza la decadencia.