Informe Nº: 97203/07/2022
Renunció el Ministro de Economía en el marco de una fuerte inestabilidad cambiaria. La vicepresidenta le echa la culpa al “festival de importaciones”. Las evidencias muestran que no hay excesos de importaciones, sino exceso de emisión monetaria por el desorden del Estado. Esto es lo que presiona sobre los dólares.
La vicepresidenta de la Nación denunció de que el gobierno estaba permitiendo un “festival de importaciones”. En su argumentación considera que este es el principal factor que explica la inestabilidad cambiaria y la precaria situación de reservas en el Banco Central. Consistente con ello, las autoridades económicas dispusieron intensificar el cepo, aumentando las restricciones para que las empresas accedan a dólares oficiales. La situación parece que terminó por cansar al Ministro de Economía que decidió renunciar.
Las estadísticas del comercio exterior muestran que en mayo las importaciones ascendieron a USD 7.870 millones. Es el máximo valor mensual observado en la serie que publica el Ministerio de Economía que arranca en 1992. La misma fuente muestra que las exportaciones en mayo fueron de USD 8.226 millones. Este monto es apenas un 2% inferior al valor de mayo del 2013 que fue el máximo en la serie del Ministerio de Economía. Las evidencias sugieren que hay una efervescencia del comercio exterior asociado a los altos precios internacionales más que a factores internos.
Una evaluación más conducente surge al observar la composición de las importaciones. Según datos del INDEC, las compras en el exterior en mayo del 2022 se distribuyeron de la siguiente manera:
● Las importaciones de bienes de capital, bienes intermedios y repuestos de bienes de capital representaron el 67% del total.
● Las importaciones de combustibles representaron otro 20% del total.
● Las importaciones de bienes de consumo y autos fueron el 13% restante.
Estos datos muestran que prácticamente 9 de cada 10 dólares de importación son insumos de la producción local. Esto lleva a descartar la idea de que hay un “festival de importaciones” asociado a un masivo ingreso de bienes de consumo que compiten con la producción nacional. Muy por el contrario, gran parte de las importaciones son imprescindibles para producir bienes argentinos. La principal consecuencia es que poniendo más restricciones se disminuyen las posibilidades de crecimiento interno.
Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008 y adherente a teorías heterodoxas, sostiene que la importancia de las exportaciones no está en la acumulación de reservas sino en la posibilidad de multiplicar las importaciones. Con más importaciones, la economía puede acelerar su crecimiento porque tiene la posibilidad de contar con las mejores tecnologías disponibles en el mundo y la gente tiene más bienestar porque puede acceder a los productos de mejor calidad en el mundo. Las importaciones en la Argentina son muy bajas (13% del PBI), nivel muy inferior al de los países avanzados y factor que conspira severamente contra el desarrollo económico.
El problema no es que haya muchas importaciones sino que hay un Estado desordenado. Más de medio siglo de permanente déficit fiscal obliga a cometer excesos de endeudamiento y emisión monetaria. El exceso de pesos y de deuda pública se canaliza hacia la demanda de dólares, generando inestabilidad cambiaria y perdidas de reservas en el Banco Central. En otras palabras, no es el “festival de importaciones” sino el “festival de emisión de pesos y de deuda” para financiar el déficit el que hace subir el dólar.
El contexto internacional está muy convulsionado. La situación más dramática la sufre Ucrania por ser el epicentro de la guerra. Pero también son considerables los daños que padece Rusia, por la guerra y las sanciones. Europa esta enfrentado una crisis energética cuya manifestación más severa se presentará en el invierno con altos costos de la energía producto de las sanciones aplicadas a Rusia. Los países asiáticos y africanos sufren con dureza el aumento del precio de los alimentos. Sin embargo, este contexto internacional es muy favorable para la Argentina que vende alimentos y podría vender energía. Pero los déficits fiscales crónicos y la pésima gestión pública hacen un presente peor que el que sufre el resto del mundo. Son tan negativas las consecuencias del desorden del Estado que hasta permiten explicar la paradoja de que el Ministro de Economía renuncie en momentos en que los precios internacionales de los productos argentinos son inéditamente favorables.