Informe Nº: 81316/06/2019
La convocatoria al presidente del bloque de la oposición en el Senado para integrar la fórmula del oficialismo tuvo muy buen impacto en los mercados financieros. Es un fuerte indicio de que si esto permite avanzar con las reformas estructurales, la Argentina puede salir de la decadencia. La elección del jefe del bloque de la […]
La elección del jefe del bloque de la oposición en el Senado como candidato a vicepresidente de la Nación por el oficialismo para las próximas elecciones causó un abrupto cambio en la percepción de los inversores locales e internacionales respecto de Argentina. El anuncio hizo que el índice MERVAL que mide la evolución de las acciones en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires subiera un 10% y el aumento en la demanda de títulos públicos argentinos en el exterior hizo caer 8% el riesgo país.
El ahora candidato a vicepresidente fue enfático en sostener, cuando declaró su aceptación a acompañar el actual presidente en la nueva fórmula, que la Argentina para prosperar necesita fortalecer su capitalismo. Que se explicite claramente la estrategia de desarrollo junto con una mayor amplitud y capacidad negociadora para articular consensos políticos plantean un escenario diferente al de los últimos años.
¿Cuán importante es que renazca la confianza entre los inversores, especialmente los internacionales? Una manera de dimensionarlo es analizando la asociación entre inversión extranjera directa y el Producto Bruto Interno (PBI) en dólares. Según la CEPAL en los países del cono sur se observan las siguientes tendencias:
Estos datos muestran que hay una alta asociación entre ingreso por habitante y el acervo de inversión extranjera directa. Las razones son variadas. En general, la inversión extranjera tiende a incorporar mejores tecnologías y prácticas productivas que la local. Pero lo más importante es que refleja cuan atractivo y amigable es el país para el desenvolvimiento de la actividad productiva, tanto nacional como extranjera. Que la Argentina tenga 5 veces menos inversión extranjera directa que Chile y Uruguay es la consecuencia de menor respeto por las reglas del capitalismo. En otras palabras, peor calidad de las instituciones trae como consecuencia menor progreso social.
La algarabía en los mercados financieros provocada por el cambio de estrategia del oficialismo no implica automáticamente mayor inversión extranjera directa. En los primeros años de la actual gestión también se vivió euforia que se canalizó en un fuerte aumento de la inversión extranjera financiera para financiar el déficit fiscal nacional. Estos flujos se revirtieron en el 2018 ante la percepción de que los desequilibrios macroeconómicos eran insostenibles haciendo detonar la crisis actual. De aquí la importancia de que el despertar de la confianza en la Argentina se sostenga y profundice para atraer, además de inversión financiera, inversión extranjera directa. Mientras en la inversión financiera prevalece el carácter especulativo buscando diferenciales de tasas de interés y tipos de cambios, en la inversión extranjera directa hay compromisos de largo plazo que implican aportes de capital, préstamos a empresas y/o reinversión de utilidades que están ligadas directamente a la producción y creación de empleos.
Para atraer inversión extranjera directa es imprescindible avanzar en el ordenamiento del Estado. Es decir, que el sector público ofrezca infraestructura y servicios de calidad, regulación pertinente de los mercados y que este financieramente equilibrado para no generar inflación. Para ello es clave eliminar superposiciones de impuestos y acciones entre los tres niveles de gobierno y recuperar la sustentabilidad y equidad del sistema previsional.
Las reacciones positivas por la ampliación de la coalición oficialista señala el camino para que la Argentina pueda salir de la decadencia secular. Pero no hay que perder de vista que si se quiere ir más allá de un alivio en los mercados financieros se necesita capacidad técnica para diseñar una estrategia consistente y capacidad política para instrumentar las reformas estructurales.