Argentina peor que los países europeos en crisis. - IDESA

Informe Nº: 38212/11/2011

Argentina peor que los países europeos en crisis.

Portugal se sumaría a los países de la zona del Euro que demandan un “salvataje”. El análisis superficial centra la causa del problema de Europa en la imposibilidad de devaluar. Sin embargo, el sustento de la prosperidad de un país reside en las instituciones que premian el esfuerzo, el intelecto y la creatividad, y que […]

Portugal se sumaría a los países de la zona del Euro que demandan un “salvataje”. El análisis superficial centra la causa del problema de Europa en la imposibilidad de devaluar. Sin embargo, el sustento de la prosperidad de un país reside en las instituciones que premian el esfuerzo, el intelecto y la creatividad, y que no toleran las ineficiencias, la corrupción y los privilegios. En esta perspectiva, resulta muy relevante que la Argentina presente niveles de calidad institucional muy por debajo de los países europeos en crisis.

Las noticias provenientes de Europa señalan que el próximo candidato al “salvataje” sería Portugal. Es el cuarto país que requiere una asistencia especial siguiendo a Grecia, España e Irlanda. Frente a esta sucesión de crisis, en la Argentina se plantea –rememorando al régimen de la convertibilidad– que el problema en Europa es la rigidez cambiaria que impone el Euro como moneda común. En esta lógica, se asume que la Argentina no tiene similares riesgos de crisis dado que el país ahora cuenta con la flexibilidad que otorga la posibilidad de devaluar el peso.
Se trata de un planteo superficial ya que la capacidad de una sociedad para generar riqueza depende de su entorno institucional. Es decir, de las reglas que condicionan la capacidad de las empresas para invertir, introducir tecnologías y crear empleos de calidad. Aunque es difícil y no exento de cuestionamientos la posibilidad de medir algo tan intangible como la calidad de las instituciones, en el reporte Doing Business del Banco Mundial se ofrece una aproximación. El método consiste en medir las trabas que prevalecen en cada país para registrar una empresa, obtener un permiso de construcción, registrar una propiedad, obtener un crédito, preservar la propiedad, pagar los impuestos, comerciar con el exterior, hacer cumplir los contratos y cerrar la empresa.
En base a esta metodología se formula un ranking de facilidad para hacer negocios en 183 países. Para el año 2011 surge el siguiente escalonamiento:

  • Irlanda se ubica en el lugar de este ranking de facilidad para hacer negocios.
  • Portugal y España están en el puesto 31º y 49º, respectivamente.
  • Grecia se ubica en el puesto 109º, muy similar a la Argentina que está en el 115º.   

Los datos sugieren que la crisis de los países europeos tiene tonalidades. Irlanda es un país muy competitivo que está sumido en una profunda crisis fiscal por una cuestionable decisión de política (se estatizaron las deudas de mala calidad que generaron los bancos en el marco de la burbuja inmobiliaria). Pero tiene capacidad de recuperación en base a instituciones apropiadas para fomentar la producción, la inversión y el crecimiento. Más compleja aparece la situación de Portugal y España, sin embargo en el ranking de calidad de las instituciones aparecen en una posición sustancialmente mejor que la de la Argentina. Grecia, en cambio, es considerado el caso más complicado; además de los problemas fiscales, es considerado un país muy poco atractivo para la inversión. Por eso, resulta muy sugerente que la Argentina sea colocada en peores condiciones que Grecia.
Desde el año 2006, que es cuando se comienza a publicar este ranking, la Argentina viene perdiendo posiciones, poniendo en evidencia un preocupante proceso de degradación institucional. La megadevaluación del año 2002 y el contexto internacional inéditamente favorable operaron como paliativos para compensar la mala calidad de las instituciones. Pero con la recuperación de los ingresos reales de la población florecieron las evidencias de severas debilidades de competitividad. Las improvisadas y rústicas medidas de prohibir las importaciones, o dilatarlas con las licencias no automáticas, ponen en evidencia que las cuestiones sustanciales de competitividad no están resueltas.
La prosperidad de un país depende de que sus instituciones induzcan al esfuerzo, la creatividad y al intelecto, y que no toleren la corrupción, las ineficiencias y los privilegios. Estas son las cuestiones relevantes. La política cambiaria tiene el modesto rol de adaptar el valor de la moneda a la calidad prevaleciente de las instituciones. La devaluación no resuelve los problemas del desarrollo. En el mejor de los casos es un paliativo que sirve para ajustar los ingresos de la población a las posibilidades que determinan la calidad de sus instituciones.
Esto obliga a enfatizar la importancia negativa de la acumulación de decisiones que degradan la calidad institucional en la Argentina. A factores de larga data –como la mala organización del sistema educativo o la corrupción en el sistema de obras sociales– se agregan hechos impensables en países serios, como la destrucción del sistema estadístico oficial, la persecución a quienes tratan de suplir esa deficiencia y la tolerancia a la amenaza de un paro nacional como reacción ante la requisitoria judicial a un dirigente sindical.

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