Informe Nº: 14/05/2012
La Argentina disfruta de un contexto internacional inéditamente favorable, creando condiciones propicias para un fuerte crecimiento en la producción. En este sentido, la generación de empleos fue potenciada por la licuación de costos laborales asociada a la mega-devaluación; además de los niveles record en materia de presión impositiva y gasto público. No obstante, la calidad […]
La Argentina disfruta de un contexto internacional inéditamente favorable, creando condiciones propicias para un fuerte crecimiento en la producción. En este sentido, la generación de empleos fue potenciada por la licuación de costos laborales asociada a la mega-devaluación; además de los niveles record en materia de presión impositiva y gasto público. No obstante, la calidad del empleo tuvo una mejora modesta, lo cual, se traduce en profundas consecuencias sociales.
Entre los principales factores causales se vislumbra que la informalidad está fuertemente asociada al nivel educativo del trabajador; al tamaño de la empresa; a la alta complejidad administrativa; y a los altos impuestos al trabajo.
El contexto nunca fue tan favorable para reducir la informalidad. Sin embargo, existen evidencias de que la presión impositiva y burocrática supera las capacidades de un amplio segmento del sistema productivo donde prevalecen limitados niveles de productividad. El no incorporar dentro de la agenda de la política laboral la simplificación de trámites, la seguridad jurídica y la reducción de la carga impositiva sobre los salarios más bajos, se incurre en un error estratégico que tiene profundas implicancias sociales negativas.