Informe Nº: 78318/11/2018
La aprobación del Presupuesto 2019 estableciendo el déficit primario cero es un primer paso en el ordenamiento del Estado. Para darle sustentabilidad y equidad es imprescindible reformar el sistema previsional. Un punto clave es revisar la regla de pensión cuando lleva a que una misma persona cobre más de un beneficio. El gobierno finalmente […]
El gobierno finalmente logró aprobar en el Congreso Nacional el Presupuesto 2019. Es destacable el esfuerzo y la madurez desplegada por las fuerzas políticas que integran el Congreso para limar diferencias, dialogar y lograr consensos a fin de adoptar la meta de déficit primario cero en el 2019. Aunque muy importante implica solo un primer paso dentro de una compleja agenda de transformaciones que siguen pendientes.
El tema que determina la sustentabilidad fiscal es el previsional. Mientras que en el gasto en jubilaciones y pensiones contributivas se proyecta un crecimiento para el 2019 respecto al 2018 del 38%, en el resto de los gastos primarios se estima un incremento de apenas un 16%. Frente a esta realidad, en el Presupuesto no se propone ni se insinúa ninguna medida correctiva aún cuando se sabe que, por razones demográficas, la tendencia hacia la insustentabilidad previsional se profundizará en el futuro.
La carencia de estudios, debates y acciones en torno a la gestión y diseño del sistema previsional es el punto más débil de la estrategia oficial. Para dar una idea de los órdenes de magnitud que tiene desatender este tema resulta pertinente analizar la información publicada en el Boletín Estadístico de la Seguridad Social. Según esta fuente oficial se observa que en el año 2018:
Estos datos –que son una estimación de mínima ya que no considera las dobles coberturas que se generan entre las cajas provinciales y los sistemas nacionales– alcanzan para dimensionar el impacto financiero de las reglas previsionales que permiten y fomentan la doble cobertura. Según el Ministerio de Hacienda, se proyecta para el año 2018 gastos previsionales por $1,2 billones. Esto significa que la doble cobertura consume el equivalente a unos $120 mil millones anuales a precios actuales o casi 1% del PBI (un tercio del déficit fiscal primario). Debido a que no se toma ninguna medida correctora, el impacto de la doble cobertura para el 2019 subirá a unos $160 mil millones.
La masificación de la doble cobertura es un fenómeno relativamente reciente. En sus orígenes, las normas previsionales regularon la pensión por supervivencia para evitar el desamparo del cónyuge cuando un jubilado fallece. En un contexto en el cual la participación laboral de la mujer era muy baja y sólo accedían a una jubilación quienes hacían aportes, la doble cobertura era muy acotada. Pero con el crecimiento de la actividad laboral femenina el esquema fue haciendo que cada vez más personas que acceden a una jubilación también tengan derecho a una pensión. El proceso se masificó con las moratorias que distribuyeron indiscriminadamente jubilaciones a personas sin aportes. La consecuencia es que actualmente dos tercios de las personas que cobran doble beneficios obtuvieron el segundo beneficio gracias a las moratorias.
La reforma al sistema previsional involucra temas socialmente sensibles y jurídicamente complejos. Asumiendo el desafío, una alternativa para adecuar la regla de pensión por supervivencia es que se establezca que el cónyuge sobreviviente tenga que optar por su propia jubilación o la pensión derivada del fallecimiento de su pareja. Por esta vía, se eliminaría la doble cobertura en el flujo de los nuevos jubilados y pensionados. Para los casos donde ya vienen cobrando dos beneficios, y rige el principio del derecho adquirido, una alternativa es establecer una fórmula de movilidad menos generosa que la general para el segundo beneficio que se obtuvo a través de moratoria.
Alcanzar el equilibrio primario en el 2019 es un paso importante, pero no definitivo hacia un sector público sustentable. Para que el proceso sea sostenible y socialmente justo es imprescindible no seguir postergando la reforma previsional. Actualizar el régimen de pensión derivada no es el único aspecto a ser abordado, pero es el de impactos positivos más importantes tanto sobre la sustentabilidad financiera como en la equidad distributiva.