Competitividad
Las comparaciones internacionales, aunque no dejan de estar teñidas de subjetividad, son útiles para aproximar el lugar de un país en el mundo globalizado. Un ejemplo concreto son los indicadores que miden la competitividad. En este aspecto, la Argentina ha pasado desde una posición de liderazgo a quedar rezagada en la región de Sudamérica. Las razones se encuentran en varios aspectos relativos a sus instituciones y a la calidad de sus intervenciones estatales que la ubican al nivel de los países más atrasados del planeta.
VERLa suba del dólar paralelo se origina en conductas especulativas potenciadas por la multiplicación de controles y prohibiciones. Pero también está motorizada por la profunda pérdida de competitividad que sufrió la economía argentina. Son problemas estructurales acumulados desde larga data y que se han intensificado en los últimos años. La crisis cambiaria es el resultado del deterioro en la capacidad competitiva del país originado en políticas públicas poco racionales impulsadas, más allá de los matices, por el amplio abanico de alineamientos políticos.
VERLos datos oficiales señalan que se consolida la retracción de la producción industrial. Esto no está asociado a la crisis de los países desarrollados, sino al severo retroceso en la competitividad. Los problemas fueron transitoriamente disimulados gracias a la mega devaluación del año 2002 y posteriormente a la apreciación cambiaria de Brasil. Pero estos fenómenos se están agotando. Prueba de ello es que la industria brasileña también está en declive aun cuando otros países de la región siguen creciendo. Para recuperar el crecimiento económico, hay que implementar reformas estructurales que eleven la competitividad.
VERDel cruce de declaraciones entre el líder de uno de los principales grupos económicos y las autoridades nacionales emergió un tema que parecía desterrado: la competitividad. Las comparaciones internacionales sugieren que el problema está asociado a la baja calidad institucional. A la vez, señalan que el país cuenta con interesantes potencialidades competitivas en el sector privado. Por eso, el camino del progreso social está marcado por no seguir desaprovechando estas potencialidades y el extraordinariamente favorable contexto internacional.
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