consumo
El Impuesto sobre los Ingresos Brutos es un tributo muy rudimentario con impactos altamente distorsivos sobre la producción. Que haya sido el impuesto que más creció en el marco de un fuerte crecimiento de la presión tributaria realza la inquietud. Por eso, uno de los ejes centrales de la reforma tributaria debe ser la sustitución de Ingresos Brutos por un tributo más amigable con la inversión y la generación de empleos, como es el IVA.
VERSería deseable que el trabajoso acuerdo logrado para reformar el impuesto a las ganancias sea el punto final de un debate mal planteado. La Argentina sufre una estructura impositiva compleja y perversa que grava mucho al consumo y a la producción y poco a los ingresos altos y a la propiedad. Para promover progreso e inclusión social la prioridad no es reducir la incidencia del impuesto a las ganancias sino cambiar el resto del sistema tributario.
VERLas autoridades económicas aceptaron que la producción está estancada. Pero lamentablemente insiste en un grueso error de diagnóstico. Al no asumir el agotamiento del modelo populista se opta por expandir el crédito para consumo. Esto acelerará la inflación profundizando la licuación de los salarios y el crédito al consumo. El estancamiento no se resuelve aplicando estímulos a la demanda sino ordenando el sector público para erradicar la inflación y fijando reglas que incentiven a las empresas y a los trabajadores a aumentar la productividad.
VERLos cortes en el suministro eléctrico, la inflación y la pérdida de reservas son manifestaciones de profundos desequilibrios macroeconómicos. Ni la crisis energética se resolverá aplicando multas a las empresas eléctricas, ni la inflación se detendrá anunciando acuerdos de precios, ni se recuperarán reservas desalentando los viajes al exterior. El paso fundamental es restablecer el equilibrio macroeconómico deteniendo el exacerbado crecimiento del consumo público liderado por los subsidios económicos y el empleo público redundante.
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