Mujeres
El Día de la Mujer motiva a la reflexión sobre la discriminación laboral femenina. Una faceta trascendental, desde el punto de vista del progreso social, es la baja inserción laboral de las mujeres que integran los hogares más pobres. Esto priva a las familias y a la sociedad de una fuente de generación de riqueza y somete a la mujeres a la dependencia del varón y del aparato asistencialista. Para revertir el fenómeno es imprescindible modernizar las instituciones educativas, laborales y asistenciales y romper con atávicas barreras culturales.
VERLas principales fuentes de progreso y bienestar son los aumentos de productividad que sustentan mejoras de las remuneraciones y la masiva generación de empleos de calidad para que las familias tengan más miembros generadores de ingresos dentro del hogar. Por eso, es fundamental que las instituciones laborales y la política asistencial sean muy sensibles a los incentivos en favor de la maternidad responsable y la activación de la mujer para su incorporación en el mercado laboral.
VEREn el marco del aletargamiento en el nivel de actividad económica se hacen más explícitas las negativas consecuencias sociales derivadas de la baja calidad institucional. Testimonios concretos son las barreras que discriminan contra la inserción laboral de los jóvenes, especialmente las mujeres. Mientras que en los países más avanzados el progreso social se basa en altas tasas de empleo juvenil y femenino, en la Argentina el ingreso de los jóvenes está fuertemente condicionado por baja formación, regulaciones laborales e impositivas onerosas y burocráticas, y ausencia de estrategias para promover conductas reproductivas responsables.
VERLas mujeres son mayoría en el último año de la educación básica y secundaria; terminan con éxito la secundaria en mucho mayor número que los varones; dominan en la mayoría de las orientaciones científicas y con mejor desempeño.
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