Informe Nº: 64527/03/2016
Los cambios que están ocurriendo en Cuba resultan muy sugerentes y aleccionadores para la Argentina. En particular, confirman un nuevo rol de las ideologías como fuente de inspiración en el diseño de las políticas públicas. En temas trascendentales como la lucha contra la pobreza se observa que, más que las ideologías, son la racionalidad, el […]
Los cambios que están ocurriendo en Cuba resultan muy sugerentes y aleccionadores para la Argentina. En particular, confirman un nuevo rol de las ideologías como fuente de inspiración en el diseño de las políticas públicas. En temas trascendentales como la lucha contra la pobreza se observa que, más que las ideologías, son la racionalidad, el pragmatismo y el profesionalismo en el manejo del sector público los ingredientes para concretar políticas públicas exitosas.
Después de décadas de confrontación, la visita de Barack Obama a Cuba reafirma el clima de diálogo y avizora la aceleración del proceso de apertura económica y política en la isla. Un evento artístico como la presentación de los Rolling Stones en La Habana no sólo demuestra la apertura cultural sino que preanuncia la reincorporación de Cuba al ámbito global. Salvando pocas distancias, este recital tiene paralelismos con los que realizaron en 1987 David Bowie en la parte Occidental del Muro de Berlín y en 1988 Depeche Mode en Berlín Oriental meses antes de la caída del Muro en 1989. Son antecedentes consistentes con la idea de que el último bastión de la ideología anticapitalista en América Latina está en pleno proceso de profundo cambio.
Las transformaciones en Cuba pueden interpretarse como la confirmación de una tendencia más general del nuevo rol que le toca a las ideologías como determinantes del éxito de las políticas de un país. Dicho de manera más directa, la versión tradicional de la antinomia “izquierda vs derecha” ha quedado definitivamente relegada al pasado.
La obsolescencia de los análisis basados en la tradicional antinomia se refleja en hechos concretos como, por ejemplo, la eficacia en la lucha contra la pobreza. En este sentido, datos de la CEPAL para el periodo 2010 – 2014 muestran que:
Estos datos muestran que en un tema trascendental, como la pobreza, que suele discutirse con particular énfasis y pasión bajo los encasillamientos tradicionales de “izquierdas y derechas”, el desempeño de los países está muy poco relacionado con la ideología del gobierno. Uruguay, Perú y Chile lideran la reducción de las tasas de pobreza en la región, aun cuando tienen gobiernos de diferentes tendencias políticas según los parámetros tradicionales. Honduras, México y Venezuela han aumentado la pobreza bajo posicionamientos ideológicos también disímiles. En suma, más allá de las declamaciones, la ideología parece ser la que menos cuenta a la hora de reducir la pobreza.
A las sociedades les va mejor cuando tienen gobiernos racionales, pragmáticos, honestos y profesionales. Cuando estos valores escasean fatalmente se apela a exagerar antiguas antinomias ideológicas para disimular los fracasos. El mejor ejemplo en la región es Venezuela, aunque la experiencia de la Argentina de los últimos años encuadra en la misma acción. Como los discursos no alcanzaron para tapar el fracaso en la lucha contra la pobreza se optó por destruir el sistema estadístico oficial. Se llegó al extremo de alardear que el oscurantismo es una herramienta de defensa del interés popular y argumentar que medir la pobreza es un acto de segregación de las personas más humildes.
El voto popular motorizó la reversión del aislamiento, el oscurantismo y la justificación de los errores de política con argumentos ideológicos obsoletos. En esta tónica se inscriben la normalización del mercado cambiario y las relaciones comerciales, el arreglo con los “fondos buitre”, las visitas de los mandatarios de Italia, Francia y Estados Unidos, el reconocimiento de que la inflación es un flagelo que debe ser combatido y la necesidad de que se reconstruya el sistema estadístico oficial. Pero son los primeros pasos de un proceso que debe ser profundizado y solidificado.
Los cambios en Cuba no representan el fin de las ideologías sino una visión diferente de su rol en el diseño y la instrumentación de las políticas públicas. Los países de la región muestran que el progreso está más asociado a gobiernos que gestionan con sentido práctico y profesionalismo que a su encasillamiento dentro de la tradicional antinomia de “izquierda o derecha”. Internalizar en la sociedad argentina esta visión diferente del rol de las ideologías es clave para que los primeros pasos dados por el nuevo gobierno efectivamente sean el inicio de un proceso sostenido de desarrollo social.