Doble de burocracia impositiva que en países desarrollados - IDESA

Informe Nº: 59910/05/2015

Doble de burocracia impositiva que en países desarrollados

En el marco de un vertiginoso aumento del gasto público y crecientes conflictos salariales el gobierno dispuso un nuevo cambio en el impuesto a las ganancias. Se trata de otro parche que implicará seguir aumentando la presión impositiva, la burocracia administrativa y las injusticias. Las reglas son tan complejas y arbitrarias que llevan a que […]

En el marco de un vertiginoso aumento del gasto público y crecientes conflictos salariales el gobierno dispuso un nuevo cambio en el impuesto a las ganancias. Se trata de otro parche que implicará seguir aumentando la presión impositiva, la burocracia administrativa y las injusticias. Las reglas son tan complejas y arbitrarias que llevan a que con iguales ingresos se puede estar exento, pagar un monto reducido o pagar un monto muy elevado en concepto de impuesto a las ganancias.

El índice Doing Business es una conocida herramienta que apunta a medir las características del contexto regulatorio bajo el cual operan las pequeñas y medianas empresas de cada país. Aunque con limitaciones, se trata de un indicador que permite evaluar comparativamente la calidad de las políticas públicas desde el punto de vista de su incidencia sobre el desenvolvimiento de los procesos productivos.  

El relevamiento es anual, cubre a 189 países y considera las regulaciones que afectan a 11 aspectos que se presentan a lo largo del ciclo de vida de un emprendimiento productivo. Estos aspectos son las normas y trámites que hay cumplir para crear una empresa, obtener permisos de construcción, para obtener electricidad, registrar una propiedad, pagar los impuestos, comerciar con el exterior, obtener crédito, contratar trabajadores, recibir protección en caso de ser un inversor minoritario, hacer cumplir los contratos y resolver la insolvencia (cierre de la empresa).

A nivel general la Argentina califica 124° entre 189 países, es decir, una posición muy rezagada. Uno de los aspectos que contribuye a esta mala posición es la cantidad de horas anuales que requiere cumplir con los trámites para pagar los impuestos. En relación a este aspecto el índice Doing Business señala que:

  • En Argentina preparar, presentar y pagar impuestos demanda 405 horas al año.
  • En Uruguay toma 312 horas al año.
  • En Chile insume 291 horas al año.

Estos datos muestran que en la Argentina la complejidad para pagar los impuestos consume mucho más esfuerzos administrativos que en los países vecinos. Más contundente es la comparación con los países desarrollados donde Doing Business estima que, para el promedio de la OECD, cumplir con los trámites de pago de impuestos requiere 175 horas al año. Es decir, las pequeñas y medianas empresas argentinas afrontan más del doble de burocracia impositiva que sus pares que operan en los países desarrollados.

El improvisado y poco profesional manejo de las regulaciones ha llevado la complejidad administrativa, la presión tributaria y las injusticias impositivas a niveles récord. Este es el caso del impuesto a las ganancias que, con el nuevo cambio, quienes en el año 2013 ganaban menos de $15 mil seguirán no pagando el impuesto, los que ganaban entre $15 mil y $25 mil serán beneficiados con una reducción y los que superaban los $25 mil soportarán el aumento derivado de la no actualización de los parámetros en los últimos 2 años. Se llega al absurdo que tres personas con el mismo salario –supóngase $30 mil mensuales– pueden no pagar el impuesto (porque cobraba menos de $15 mil en el año 2013), pagar un monto reducido (porque estaba en la banda de $15 a 25 mil en el 2013) o soportar un nuevo aumento del impuesto (porque en el año 2013 ganaba más de $25 mil).

Se trata de otra evidencia de las consecuencias que tiene sobre la calidad de vida de la gente el irresponsable manejo del Estado. De pregonar el desendeudamiento se pasó al default internacional y al endeudamiento local en dólares a tasas que duplican las que pagan los países vecinos. De pregonar la libertad en la negociación colectiva se pasó a proponer techos adoptando, sin decirlo, la estrategia de controlar la inflación con ajustes al salario real. En el mismo sentido, en el afán de hacer anuncios positivos se apela a nuevos parches que implican elevar la burocracia, la inseguridad jurídica y las injusticias tributarias.

El primitivismo también afecta a quienes critican al gobierno con eslóganes como “el salario no es ganancia”. ¿Si se deja de pagar impuesto a las ganancias, quien aportará los recursos que se necesitan para financiar el récord de gasto público? ¿Tan difícil es asociar el endeudamiento, la imposición de techos a la negociación colectiva y el aumento de la presión tributaria con el exorbitante aumento del gasto público mal orientado y peor administrado? A un sistema tributario más simple y justo no se llega con eslóganes sino con profesionalismo y un replanteo profundo de la organización del Estado. 

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