Subsidios financian 25% de los salarios de grandes empresas - IDESA

Informe Nº: 43501/04/2012

Subsidios financian 25% de los salarios de grandes empresas

Información referida a las 500 empresas más grandes del país muestra que en los últimos años los impuestos y los salarios crecieron muy por encima del valor agregado y que este proceso se sostuvo gracias a la expansión de los subsidios. Se ha llegado al punto en que las grandes empresas reciben del Estado montos […]

Información referida a las 500 empresas más grandes del país muestra que en los últimos años los impuestos y los salarios crecieron muy por encima del valor agregado y que este proceso se sostuvo gracias a la expansión de los subsidios. Se ha llegado al punto en que las grandes empresas reciben del Estado montos equivalentes a casi un cuarto de su masa salarial. El hecho de que para muchas de las empresas líderes sea más importante congraciarse con los funcionarios para captar subsidios y otras prebendas, que invertir, innovar e incorporar tecnología, ilustra de manera clara la urgente necesidad de un cambio de estrategia como país.

El desarrollo demanda empresas dinámicas y competitivas que maximicen la creación de valor agregado. Esta es la vía para generar la riqueza que permite retribuir al capital (utilidades, intereses y rentas), al trabajo (salarios) y sostener al sector público (impuestos).

En el sistema estadístico argentino se cuenta con datos actualizados y precisos sobre generación de valor agregado sólo de las 500 empresas más grandes del país a través de la Encuesta Nacional a Grandes Empresas (ENGE) que realiza el INDEC. Si bien por su tamaño estas empresas no reflejan la situación media de todo el tejido productivo, su realidad es significativa desde el momento en que son las generadoras del 23% del valor agregado total.

Entre los años 2004 y 2010 (último disponible), el valor agregado de las 500 empresas más grandes del país se incrementó en un 52% y sus utilidades aumentaron un 46%, ambos indicadores medidos en términos reales (o sea, corregidos por inflación). Por el contrario, las retribuciones al trabajo y al sector público mostraron las siguientes tendencias:

· Los impuestos que el Estado cobra sobre la producción y el empleo de estas empresas (excluyendo IVA y el Impuesto a las Ganancias) crecieron un 72%.

· Los salarios y las indemnizaciones por despido que pagan estas empresas aumentaron un 107%.

· Los subsidios del Estado que reciben estas empresas treparon un 251%.

Esta información es oficial y sugiere que el proceso de expansión de la producción en Argentina tiene bases muy endebles de sustentabilidad. Las empresas más grandes muestran un importante crecimiento en su nivel de producción generando mayores ingresos. Pero el incremento fue insuficiente para financiar la fuerte suba en los impuestos y los salarios. Parte de la diferencia fue cubierta con un crecimiento más modesto de las utilidades, pero la otra parte de la brecha fue compensada con un fuerte aumento de los subsidios. Así, se llegó a un punto en el que los subsidios que reciben estas empresas representan el 25% de los salarios que pagan.   

En los países bien organizados las grandes empresas juegan un papel clave en el crecimiento económico. Son líderes en la incorporación de tecnologías y modernización de los estilos de gestión y producción. Estudios referidos a Europa señalan que las grandes empresas (más de 250 trabajadores) son hasta un 66% más productivas que las empresas pequeñas y medianas y emplean a la mitad de los ocupados operando como el principal motor de mejora en el nivel de bienestar.

En Argentina, en cambio, las grandes empresas emplean a una minoría. Apenas 730 mil trabajadores eran ocupados por las empresas más grandes en el año 2010. Es decir, sólo el 12% del total de asalariados privados formales y menos del 5% de los ocupados totales. Sin embargo, las grandes empresas no dejan de ser las más productivas, por ello pagan las remuneraciones más altas. Según la Encuesta del INDEC, los salarios promedios de las grandes empresas llegaban en el año 2010 a los $7.660, un nivel que resulta un 86% superior al salario promedio del sector privado formal de ese año y un 470% superior al salario de un trabajador “en negro”. Esto muestra la contradicción del Estado subsidiando el pago de los salarios más altos del país.

La solución no pasa por reducir salarios reales sino en imponer un cambio institucional que lleve a más competencia, transparencia y racionalidad. En la actualidad, entre las empresas prevalecen fuertes incentivos a destinar muchos esfuerzos y recursos en congraciarse con funcionarios públicos de manera de maximizar los subsidios y otras prebendas. Es necesario erradicar estás prácticas introduciendo reglas que las induzcan a invertir, innovar e incorporar tecnología para generar mayor valor agregado, más empleos de calidad y altos salarios sustentados en mayor productividad.

 

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