Importaciones explican récord de recaudación tributaria - IDESA

Informe Nº: 49205/05/2013

Importaciones explican récord de recaudación tributaria

Se ha hecho rutina anunciar “récords” de recaudación impositiva que, más que una buena noticia, testimonian la intensidad del proceso inflacionario. En los últimos meses, la particularidad fue que el crecimiento de la recaudación se basó también en un inusual incremento de la recaudación de impuestos a las importaciones, a pesar de que las autoridades […]

Se ha hecho rutina anunciar “récords” de recaudación impositiva que, más que una buena noticia, testimonian la intensidad del proceso inflacionario. En los últimos meses, la particularidad fue que el crecimiento de la recaudación se basó también en un inusual incremento de la recaudación de impuestos a las importaciones, a pesar de que las autoridades tratan de desalentar las compras en el exterior. Se trata de otra evidencia de que cuando la política económica es inconsistente, las trabas administrativas y los controles son cada vez más inefectivos y el ajuste vía devaluación del tipo de cambio oficial cada vez más inevitable. 

La recaudación de impuestos nacionales de la AFIP muestra un crecimiento interanual en el mes de abril del 37%. Esto fue anunciado por las autoridades como un nuevo récord histórico. Es fácil pronosticar que en el mes de mayo o junio se marcará otro nuevo “récord” de recaudación, registro que rápidamente será superado en julio o agosto. Es decir, no se trata de un fenómeno virtuoso y positivo sino un reflejo de la virulencia del proceso inflacionario. En igual sentido, es fácil pronosticar que mensualmente se alcanzarán “récords” históricos de crecimiento del gasto público, emisión monetaria y precios.

Pero además de delatar la intensidad del proceso inflacionario, los datos de recaudación tributaria vienen mostrando otros fenómenos curiosos. Uno particularmente relevante es que los tributos que muestran mayor dinamismo son los que se aplican sobre las importaciones. Aunque los componentes más promocionados de la política oficial son las trabas a las importaciones y los controles para desalentar la compra de divisas, los datos oficiales de la AFIP muestran que entre enero y abril del 2013 la recaudación mostró el siguiente comportamiento:  

· El IVA cobrado a la producción interna creció el 23%, mientras que el IVA aplicado a las importaciones creció 53% interanual.

· El impuesto a las ganancias cobrado sobre actividades internas creció 38% pero el mismo impuesto aplicado a las importaciones creció 137% interanual.

· Los derechos a las exportaciones cayeron un -13% mientras que los derechos a las importaciones crecieron un 62% interanual.

La información oficial está señalando que el motor del crecimiento en la recaudación impositiva, además de la inflación, es el crecimiento de las importaciones. Los impuestos ligados a la actividad interna muestran incrementos en línea con el crecimiento de los precios (IVA) o con la no actualización de parámetros (Ganancias). Los asociados a la actividad exportadora (derechos  a las exportaciones) muestran caídas debido al retraso del tipo de cambio oficial. Mientras que los tributos aplicados a las importaciones presentan un crecimiento inusualmente alto.

Sólo en el mes de abril los impuestos a las importaciones mostraron un crecimiento del 107% respecto a igual mes del año pasado. Si esto no hubiese ocurrido (como sería de esperar si la estrategia oficial de impedir compras del exterior fuera eficaz), la recaudación impositiva no habría aumentado el 37% sino un 26%, es decir, en línea con la inflación. En otras palabras, el record de recaudación está motorizado por el fracaso de la política oficial tendiente a desalentar las importaciones.

¿Por qué los controles y prohibiciones no logran el objetivo de evitar el crecimiento de las importaciones? La lógica indica que cuando el tipo de cambio oficial es fijado a un nivel artificialmente bajo, los incentivos para buscar acceder a dólares baratos se sobreponen a cualquier tipo de controles y prohibiciones. La historia argentina demuestra que las inconsistencias de política cambiaria llevan, más allá de las declamaciones, a potenciar las compras en el exterior, sobrefacturar sus precios (lo que permite obtener dólares al precio oficial) y eludir los controles y las prohibiciones. Esto no necesariamente refleja deshonestidad de los empleados públicos responsables de los controles, sino que se trata de conductas propias de reglas de juego que incentivan y facilitan los actos de corrupción.

El problema de fondo es la poco responsable administración de las finanzas públicas desplegada en la última década. Con desequilibrios que se cubren con creciente emisión monetaria es inevitable la alta inflación. Pretender morigerar el crecimiento de los precios con controles sobre el tipo de cambio oficial y controles sobre las importaciones es una estrategia rudimentaria condenada al fracaso. La disparada del dólar paralelo refleja esta percepción de que la mala calidad de las políticas públicas internas está conduciendo a un ajuste que, como ocurrió muchas veces en la Argentina, se desencadenará vía devaluación del dólar oficial. Solo falta saber cuándo y cómo.

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