Informe Nº: 23/02/2025
Los argentinos deben aprender de su presidente. Las cripto no son inversión, son una moneda que sube y baja su valor según la demanda. Las meme-monedas no son ni moneda. Son un juego. Que se puede jugar, a sabiendas de que “no es para calientes”.
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA
El Presidente metió un gaffe importante difundiendo una moneda digital que ahora es acusada de estafa virtual. Se dice que los organizadores de la operación se habrían levantado con US$ 100 millones.
La cuestión es que llama la atención que el Presidente, lúcido cultor de la teoría económica, cayó en una trampa tan ingenua como creer que las criptomonedas son una inversión.
Obviamente que para el mundo cripto o el ecosistema cripto, las criptomonedas son una gran inversión.
Sin embargo, para la teoría económica convencional -la que te enseñan en la “facu”- no son una inversión.
Una inversión financiera es un documento respaldado por un activo productivo subyacente. Es decir, la acción de una empresa tiene valor porque está respaldada por el patrimonio neto de la empresa más el valor presente de las futuras ganancias. Un bono de deuda tiene valor porque esta respaldado por la solvencia del deudor que lo emitió.
Luego, la acción de una empresa y un bono de deuda tienen riesgos. Si las futuras ganancias no se producen, chau, se cae el valor de la acción. En el caso del bono de deuda, si la solvencia del deudor se deteriora, porque pidió plata prestada para hacer negocios y los negocios le salieron mal, chau, te reprograma el bono o te lo defaultea y se cae el valor del bono.
El punto es que la esencia de la inversión financiera no está dada por el riesgo sino por el activo productivo subyacente. El concepto más importante acá es “productivo” porque se entiende que va a generar un valor agregado que será retribuido al dueño de la acción o del bono de deuda.
Un medio de pago. O sea una moneda.
Cuando se inventó allá por el 2008 con el bitcoin (con un paper de un supuesto japonés que todavía lo están buscando) la idea era crear una moneda libertaria cuyo valor no dependiera de ningún Banco Central. La tecnología para hacer realidad esta idea libertaria es el blockchain. Esto es, en una plataforma digital se preserva toda la historia de posesiones e intercambios que tuvo la moneda en su vida, de forma tal de certificar de que el intercambio que hará la persona que la va comprar es legítimo, es decir, no es una moneda falsa.
En el mundo, la gente pasó a usar las criptos masivamente porque en el mundo hay mucha gente que tiene problemas para transferir dinero entre países.
Ejemplo: los argentinos. Sufren el cepo por lo que un joven que quiere viajar a Europa y no quiere llevar toda la plata en efectivo, como no puede transferir desde su banco, por el cepo, compra alguna cripto y cuando llega a Europa la cambia. Por algo en Sudamérica los argentinos son los que más usan las criptos.
Los asiáticos, comenzando por China, están llenos de controles de cambio, por lo que también son grandes demandadores de criptos. Los ciudadanos de los países con sanciones económicas (como Rusia, Irán, varios africanos) usan las criptos que da calambre.
Cuestión es que las criptos tiene una gran demanda mundial, como medio de pago, y otra veces menos demanda. Esto hace que tengan volatilidad. Cuando hay mucha demanda, el precio de la cripto sube. Cuando no hay tanta demanda, el precio de la cripto baja.
Aquí aparecieron, entonces, los que le vieron la veta de “inversión”. Si compro cuando sube la demanda y vendo antes que baje la demanda, gano guita, ja!
Ahora, esto no es una inversión. Porque no tiene un activo productivo subyacente. No hay detrás una empresa que va a dar ganancias (o no) o un deudor que devolverá la plata que pidió prestada (o no). Es una especulación a que aumentará la demanda. Una apuesta a la suerte, no a que algún activo productivo genere valor.
Los que jugaban a especular con la demanda de las criptos, estando ociosos se les ocurrió crear monedas digitales de colección, que son las meme-monedas. Alguien conocido (Bolsonaro, Trump, Melanie la esposa de Trump) largan su propia moneda con la idea de que sus fanáticos la demanden y eso hace subir su precio. Hasta que se terminan los fanáticos, la demanda se cae y el valor de la meme-moneda también cae.
Esto, a diferencia de las cripto-monedas, no son un medio de cambio. Son un juego. Literalmente, un juego donde los fanáticos del creador de la meme-moneda van comprando y vendiendo hasta que el valor de la meme se desploma; y algunos de los jugadores pierden dinero, como en todo juego por dinero. Nada ilegal. Un juego.
Esta es una meme-moneda que el Presidente Milei difundió. Los jugadores del mercado de meme-monedas automáticamente entraron al juego y se pusieron a jugar (demandar) la meme que publicitó el excéntrico presidente libertario de un recóndito país que se llama Argentina y que además son campeones del mundo de fútbol, tienen a Messi y al Papa.
Resulta que detrás de la meme-moneda no estaba el presidente argentino sino que parece que había unos vivos que se llevaron el dinero juntado por el entusiasmo que generó el juego difundido por el excéntrico presidente argentino. De nuevo, el entusiasmo que generó el juego, no una “inversión”. Porque las meme-monedas no son una inversión, son un juego. Donde se gana y se pierde guita, como en la Generala, cuando se juega por guita.
Los argentinos deben aprender de su presidente. Las cripto no son inversión, son una moneda que sube y baja su valor según la demanda. Las meme-monedas no son ni moneda. Son un juego. Que se puede jugar, a sabiendas de que “no es para calientes”. Si perdés, es porque no supiste salir a tiempo. No porque alguna mente maligna detrás de las plataformas digitales te estafó.
Fuente: El economista