Informe Nº: 25/05/2025
Milei busca replicar el espíritu abierto de Alberdi: así como se recibió a inmigrantes sin papeles, ahora se aceptarán dólares sin preguntar su origen.
En las “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina”, libro madre de Juan Bautista Alberdi que inspiró la Constitución Nacional de 1853, se explica la razón y el espíritu de esa Constitución. Alberdi decía que las Constituciones de los otros países de Latinoamérica estaba equivocadas porque evocaban la sangre y el espíritu español por sobre la del inmigrante. De hecho, en “Las Bases” presenta varios ejemplos de cómo las Constituciones de Chile y Perú repelían al extranjero.
Alberdi entonces decía que la Constitución argentina debía ser al revés: atraer el extranjero, que era fuente de libertad y progreso.
Y mandó la Constitución.
En el artículo 20° puso: “Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto; testar y casarse conforme a las leyes. No están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar contribuciones forzosas extraordinarias. Obtienen nacionalización residiendo dos años continuos en la Nación.”
Reforzó con el 25°: “El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias y enseñar las ciencias y las artes.”
Es más, le agregó el 15° que dice que, el que es esclavo en su país, apenas pise suelo argentino es libre. Y para no dejar dudas, en el 16° manda: “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley.” O sea que, si en tu país sos rey, aquí sos uno más. Peor aún, si en tu país eras dueño del negro (el esclavo), en Argentina, los dos son libres e iguales. Chau.
Lo que Alberdi soñó y trasmitió al mundo entero es que en Argentina no se te va a preguntar quién sos. Basta y sobra con que vengas con ganas de laburar y de prosperar. Así, serás siempre bienvenido.
Empezaron a llegar desde el primer gobierno de Roca inmigrantes a lo pavote. No se les pedía ningún papel. Si tenían documento, era para anotar bien el nombre nomás. Si no tenían, decime tu nombre y te anoto igual. Por eso es que hay descendiente de españoles que son Ceballos y otros Zeballos, hay descendientes de italianos que son Calabria y otros Calabrese (como que le preguntaron al tano original el apellido y uno respondió el lugar de procedencia y el otro el gentilicio). No importa. Lo que importa es que vinieron a laburar y prosperar, y así lo hicieron. Por eso la Argentina es “gloriosa” en sus primeros años de república (1880 – 1930).
En el fondo, lo que Alberdi proponía era que dejemos pasar a todos los inmigrantes y este país va a progresar. Y progresó. Hoy estamos en la decadencia, pero no se le puede pedir a la fórmula de Alberdi que tenga efecto por 150 años.
Cuestión es que hoy hay descendientes de españoles, italianos, franceses, anglosajones, alemanes, polacos, rusos, ucranianos, árabes, judíos, chinos, laosianos, lo que busques, todos viven en paz (cuando en sus regiones varios no viven en paz) todos puestos con la camiseta de la Selección Argentina y tan mal no les va.
La fórmula inmigratoria de Alberdi quiere ser aplicada por el presidente Milei a los dólares del colchón. Dólar que entra al sistema económico formal no se le pide documento. Que se ponga a laburar y a prosperar. Después, vemos.
Aquí es donde dijo que ARCA no persigue más el gasto en consumos, los bancos no piden más un papel y se puede tener $50 millones de saldo, transferirlos los $50 millones a un amigo y hasta $100 millones en plazo fijo sin que nadie pregunte de dónde salieron. Incluso, ARCA no pregunta más sobre variación patrimonial. Hoy vivís en una villa, mañana en un country. No se pregunta la historia, pero empezás a pagar impuestos categoría country.
El presidente, por medio de su vocero, mandó el mensaje de que el principio de la Constitución de Alberdi ha sido bastardeado por los gobiernos de los últimos 25 años. El artículo 18° del magno libro dice: “Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo”, que se entiende como todo ciudadano es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Entonces, no corresponde que el Estado esté presumiendo que todos son criminales hasta que se demuestre lo contrario y exija a la gente comprobantes de inocencia cuando usa sus ahorros.
Ciertamente que vienen, con razón, los temores de que los verdaderos criminales se mezclarán en la masa de inocentes para pasar desapercibidos. El punto está en lo que señala el gobierno cuando dice que fue el propio Estado, invirtiendo el principio de inocencia de la Constitución Nacional, que diluyó los delincuentes en la masa de inocentes pidiendo a los inocentes que informen todos sus movimientos a la Unidad de Información Financiera (UIF). Fue tanta la información (de inocentes) que a la Unidad solo le daba el cuero para analizar el 0,34% de los casos. Solo por casualidad iba a pegar en un caso de delincuentes.
La forma de identificar los criminales entre los inocentes es simple. Lo que el gobierno está haciendo es que el dinero “en negro” entre al sistema financiero sin documentos. Lo que ARCA podría hacer es investigar sigilosa y puntillosamente a aquellos que metieron dinero “en negro” sin documentos en el sistema financiero y que tienen antecedentes penales o califican como deudores de alto riesgo en el Banco Central. A los buenos, dejarlos en paz.
Esta es la forma de dejar de tratar a todos como delincuentes (para que los inocentes tengan el trabajo de demostrar su inocencia) y perturbar sólo a los delincuentes.
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA
Fuente: El economista