Precio de Big Mac señala que el dólar alto es transitorio - IDESA

Informe Nº: 79327/01/2019

Precio de Big Mac señala que el dólar alto es transitorio

La famosa hamburguesa de Mc Donald se utiliza para comparar los tipos de cambio entre países. Con este indicador, el dólar en Argentina aparece bastante desalineado a los países vecinos. Esto puede alcanzar para ajustar transitoriamente el sector externo pero sigue pendiente lograr competitividad por vías más genuinas. El dólar se mostró particularmente tranquilo en […]

El dólar se mostró particularmente tranquilo en el comienzo del 2019. Habiendo transcurrido una severa crisis cambiaria en el 2018 y siendo enero un mes históricamente propenso a devaluaciones en Argentina, llamó la atención que se mantuviera en $37 con tendencia a la baja. La pregunta que se impone es qué factores explican esta tranquilidad y cuál será su devenir para el resto del 2019.

En economía se suele apelar a la teoría de la Paridad del Poder de Compra para explicar cómo operan los factores subyacentes en las variaciones de las monedas entre países. Planteada de manera simplificada, la idea es que el tipo de cambio entre dos países debería tender a moverse en la dirección de hacer que una misma canasta de bienes tenga un costo similar en ambos países independientemente de la moneda que se utilice. Bajo este sustento teórico, la revista The Economist adopta desde 1986 a la hamburguesa Big Mac como la canasta de bienes que permitiría evaluar los tipos de cambio.

¿Cómo está el precio de la hamburguesa Big Mac en la Argentina en comparación con los países vecinos? Tomando información publicada por la revista The Economist surge que entre julio 2017 y enero 2019:

  • En Uruguay una hamburguesa Big Mac pasó de costar U$S 4,5 a U$S 4,3.
  • En Chile el precio pasó de U$S 3,8 a U$S 3,9.
  • En Argentina, en cambio, la Big Mac pasó de costar U$S 4,1 a U$S 3,0.

Estos datos muestran que mientras en el 2017 la Big Mac costaba en Argentina más o menos lo mismo que en los países vecinos, luego de la devaluación pasó a ser entre un 30% a un 45% más barata que en Chile y Uruguay, respectivamente. Los cambios se explican porque mientras en Chile y Uruguay prevalecen la baja inflación y la estabilidad del tipo de cambio, en la Argentina la fuerte devaluación no fue compensada totalmente por el aumento de los precios. Mientras el dólar pasó de $17 a $37 (120% de incremento) la Big Mac costaba $70 en julio 2017 y pasó a costar $110 en enero del 2019 (57% de aumento).

Según la teoría de la Paridad del Poder de Compra lo que el precio de la Big Mac sugiere es que el dólar en Argentina está sobrevaluado. Por eso no debería sorprender la baja del dólar de las últimas semanas y que se mantenga la tendencia al alza de los precios internos. En otras palabras, el precio de la hamburguesa en la Argentina está presionando por volver a los U$S 4 como en el resto de la región. En el mismo sentido, el precio de la Big Mac está alertando que el “dólar alto” es transitorio ya que la inflación hará que el tipo de cambio real vuelva a bajar.

La devaluación corrige la escasez de dólares reduciendo las importaciones y el turismo al exterior. Pero menos impactos caben esperar por el lado de aumentar las exportaciones ya que parte de la suba del dólar se compensó con mayores impuestos a las exportaciones y menores reintegros (devolución del IVA por las ventas al exterior) para hacer frente a las necesidades fiscales y porque las exportaciones requieren proyectos de largo plazo que no son viables en condiciones tan inestables como las que generan las devaluaciones. El ajuste es tan costoso (caída en el consumo, inversión, empleo y salarios) que es muy difícil sostenerlo en el tiempo. Por eso apenas se morigeran los problemas en la balanza de pagos, el tipo de cambio real tiende a volver a apreciarse generando las condiciones para un nuevo ciclo que volverá a terminar en otra crisis devaluatoria.

La manera de romper con esta perversa lógica es mejorar la competitividad por vías más genuinas. Esto es, no esperar que sea la devaluación la que resuelva los problemas de competitividad sino generar ganancias de productividad. Para ello, en lugar de poner énfasis en importar menos hay que poner los énfasis en desplegar estrategias para exportar más. Esto requiere un sector público financieramente sustentable con menos presión impositiva, mejores regulaciones y servicios tendientes a generar capacidades exportadoras.

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