Subsidios
En el año 2010 se llegó a un nuevo récord de $115 mil millones de subsidios a cargo del Estado Nacional. El 60% no fueron asignados directamente a personas sino que se administraron a través de intermediarios (empresas públicas, privadas u ONG). Con este mecanismo, se eluden controles y se potencian los riesgos de corrupción. Por eso, los desvíos producidos en la Fundación Madres de Plaza de Mayo constituyen apenas un hecho puntual que la Justicia puede resolver. Pero para eliminar la corrupción estructural y mejorar la equidad social es imprescindible cambiar el modelo de gestión del gasto público.
VERGran parte del inédito crecimiento del gasto público nacional del último quinquenio es producido por los subsidios a las empresas públicas y privadas, y por las jubilaciones otorgadas a personas que no hicieron aportes. Estos mecanismos implican desviar una gran cantidad de fondos públicos en beneficio de población de ingresos medios y altos, y de la burocracia, los intermediarios y la corrupción. Este es uno de los motivos que explican porqué, aun con presión impositiva récord, no mejoran los servicios del Estado ni tampoco se logra reducir la pobreza.
VERInformación referida a las 500 empresas más grandes de la Argentina, producida por el INDEC, señala que entre los años 2003 y 2009 los salarios, las utilidades y el pago de impuestos crecieron muy por encima de lo que aumentó el valor agregado de esas empresas. El desbalance se compensó con disminución de la inversión y fuerte crecimiento de los subsidios. Esto testimonia la creciente dependencia que tienen las grandes empresas de los subsidios que distribuye el Estado y sugiere que la exuberancia del consumo no está siendo acompañada por inversiones que le den sustento para el futuro.
VERMás allá de sus debilidades y desactualización, la coparticipación opera con un sentido federal y progresivo. Sin embargo, por diversas vías la Nación se apropia de recursos que deberían ser coparticipados, llevando la centralización a niveles extremos. Esto deriva en situaciones muy negativas como, por ejemplo, que en el proyecto de Presupuesto 2012 los subsidios a empresas públicas y privadas –fuente de inequidades y sospechas de corrupción– superen la coparticipación de las diez provincias del norte argentino, la región más pobre y postergada del país.
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