Informe Nº: 14/10/2020
La pandemia está siendo difícil para todos, quienes están sufriéndolo especialmente son las madres trabajadoras.
En primer lugar, el shock en el empleo generado por la pandemia parece haberlas afectado más: estas son más vulnerables a la pérdida de puestos de trabajo por la mayor informalidad laboral y por trabajar en sectores fuertemente afectados por las medidas de distancia social (servicio doméstico, la educación, el comercio y la hotelería y gastronomía). Por otro lado, las madres ya eran desproporcionadamente responsables de las tareas domésticas y del cuidado de los niños. Con el nuevo contexto, están más exigidas aún al no contar con escuelas y guarderías donde dejar sus niños. Esto ha provocado que las madres reduzcan sus jornadas laborales, o incluso, dejen del trabajo, mientras que las que continúan trabajando se sienten sobrecargadas.
Si bien gran parte de las desigualdades de género en el mercado laboral son un reflejo de lo que ocurre en el hogar y de lo que percibe la sociedad sobre la mujer, las medidas para la lucha contra la pandemia carecieron absolutamente de una perspectiva integral, menos aún un enfoque de género. Se necesita que las políticas y la gestión pública sea sometida a evaluaciones integrales, donde uno de los factores que se debería tener en cuenta es la perspectiva de género.