Informe Nº: 11/08/2021
El aumento de los precios se mantiene y el gobierno va camino a incumplir la meta de inflación pautada para este año del 29% de inflación anual. Al mes de junio la inflación acumulada fue del 25%. En julio se espera que se ubique alrededor del 3% lo que hará que en los primeros 7 meses del año la inflación ya sea del 29%. A pesar de este revés, el gobierno mantiene su aspiración a que “los salarios le ganen la carrera a los precios”. La pregunta que surge es: ¿Es posible que esto suceda?
¿Qué viene pasando con los salarios reales?
Desde hace ya cuatro años que los salarios no le ganan a la inflación. Incluso considerando el salario promedio de los trabajadores estables (RIPTE), que incluye el mejor segmento del mercado laboral, se observa que cuando la inflación se acelera, los salarios pierden. Por el contrario, cuando la inflación se desacelera (como fue el caso en el 2017 y 2020), los salarios tienden a igualar la inflación. Por esto, si se quiere que los salarios le ganen a la inflación, hay que bajar la inflación.
¿Qué pasará con los salarios reales en la segunda mitad del 2021?
En general, casi todas las paritarias cerraron en torno al 35% o 36%, algunas incluso por debajo de ese número. Todas en sintonía con la pauta oficial de una inflación de 29% anual. Pero ahora que la inflación está por encima del 50% anual se están abriendo las cláusulas de revisión de algunos acuerdos para septiembre o noviembre. Con una tasa de inflación en este nivel es prácticamente imposible que los salarios le ganen a la inflación en el 2021.
¿Cómo se pueden recuperar los salarios?
Intentar compensar la inflación con mayores aumentos de salarios solo sirve para acelerar aún más el incremento de los precios. Tampoco resulta eficaz el intento de “reprimir” la inflación con atraso cambiario, congelamiento de tarifas públicas y controles de precios porque son medidas no sostenibles.
La caída del salario real se origina en el mal funcionamiento de la economía que, a su vez, deriva del desorden en el sector público. Lo que viene prevaleciendo desde hace décadas en Argentina es una propensión sistemática a gastar por encima de los recursos y a la degradación en la calidad de los servicios que el Estado le debe brindar a los ciudadanos.
Por esto, es imperativo abordar el ordenamiento integral del sector público. Esto es, equilibrar las cuentas públicas y aumentar la cantidad y calidad de bienes públicos en base a la incorporación de las mejores prácticas en la gestión del Estado.