Informe Nº: 22/10/2021
Según los datos de la encuesta permanente de hogares, en los últimos 3 años tanto la pobreza como la indigencia en los hogares viene en aumento.
Como se observa, para el año 2017 el 20% de los hogares era pobre, porcentaje que aumentó a 31% en el año 2021. En cuanto a la indigencia, 4% de los hogares era indigente y dicho porcentaje se duplicó en estos años.
¿Estas cifras nos llevan a preguntarnos cuán pobres o indigentes son estos hogares?
El concepto de brecha de ingresos, indica la profundidad de la pobreza, es decir evalúa cuánto dinero le falta a un hogar para poder cubrir su canasta básica total promedio. Actualmente:
-La canasta básica total promedio de un hogar tipo es de $63.000.
-Y sus ingresos promedio son de $37.000.
Es decir, le faltan $25.000 a ese hogar para poder salir de la condición de pobreza. Necesitan el 40% más de ingresos para cubrir su canasta de consumo total.
Por otro lado, en los hogares indigentes se observa que,
-Mientras la canasta básica alimentaria es de casi $ 27.000
-Y sus ingresos totales promedio son de $ 17.000
En este caso, a las familias les faltarían $10.000 para salir de esa condición. Este dinero representa aproximadamente el 40% de sus ingresos.
Suponiendo un escenario en que se le dan un bono de $ 2.000 o uno de $ 5.000 a cada familia pobre, y analizamos cómo se afectan los números de pobreza, vemos que,
Si bien, los valores se reducen, la cantidad de familias pobres sigue siendo preocupante, y deja en evidencia que el tipo de pobreza existente en Argentina, es estructural y profunda, realmente se necesita de muchos recursos para salir de esa condición.
Si bien el contexto inducirá a pensar que, estos valores están teñidos por los efectos de la pandemia y el confinamiento se observa que, en el año 2020, el momento más duro, se perdieron 3 millones de empleos informales. Esto supuso que muchas familias que no eran pobres, pero estaban en riesgo de serlo, se quedaran sin su flujo regular de ingresos y por ende las cifras aumentaron, en el 2° trimestre de 2021, la recuperación del empleo informal fue total, esto dio a pensar que la pobreza y su profundidad se iban a reducir. Pero no pasó.
La situación exhibida nos lleva a pensar cuales son las políticas necesarias para que los pobres o indigentes puedan mejorar su condición,
Si bien el estado tiene que estar presente frente a este problema estructural es imposible dar, a través del asistencialismo, la suficiente cantidad de dinero como para sacar a los hogares de la pobreza.
Adicionalmente, es necesario controlar los niveles de inflación, con valores cercanos al 3% mensual, ni los salarios ni las ayudas estatales alcanzan para cubrir el desplome de los ingresos en términos reales. Para que esto suceda es necesario que exista un ordenamiento integral del Estado que eficientice gastos y reduzca la necesidad de financiamiento estatal. Esto se lograría eliminando superposiciones de impuestos y gastos entre los tres niveles de gobierno; quitando la coparticipación y tendiendo a que cada jurisdicción se financie con los impuestos que recaude contemplando un Fondo de Convergencia para las regiones más atrasadas y reestructurar el sistema previsional. Si además el Estado está ordenado será más eficiente en la provisión de bienes públicos de calidad lo que implica un entorno propicio para que las empresas aumenten la productividad. Con aumentos de productividad se eleva el salario real. Esto es lo que erradica la pobreza.
Es necesario políticas que incentiven el mercado laboral, y para ello no solo es necesario un panorama óptimo para las inversiones en el país sino también condiciones favorables para que las empresas, que son las generadoras de empleo, sigan construyendo y construyendo puestos de trabajo.