La decadencia de la educación argentina es estructural

Los resultados publicados por el Ministerio de Educación muestran un preocupante retroceso en el desempeño de los estudiantes en Lengua, es decir, en comprensión y lectoescritura, y un retroceso un poco menor en Matemática tras la pandemia.

En Lengua, el 22% mostró un desempeño menor que el nivel básico y un porcentaje similar alcanzó un desempeño apenas básico, el cual es insuficiente aplicando criterios de pruebas internacionales. Estos porcentajes contrastan fuertemente con los registrados en la misma evaluación realizada en 2018, donde solo el 7% se encontraba en un nivel menor al básico y un 18% en el básico. Esto tiene su correlato en un aumento de casi 20 puntos porcentuales en los estudiantes que obtuvieron niveles básico o inferior.

Los resultados en Matemática también muestran un retroceso, aunque de menor magnitud que en Lengua. Esto se debe, en parte, a que el desempeño ya era bastante bajo antes de la pandemia: más del 40% obtuvo un desempeño básico o menor en todos los años considerados.

Los resultados difieren ampliamente si se divide a la educación en pública o privada. En el primer caso, más del 50% de los estudiantes obtuvieron un desempeño deficiente tanto en Lengua como en Matemática, cifra que en las escuelas privadas se reduce a cerca de la mitad en ambos casos. Dado que la gran mayoría de los estudiantes de bajo nivel socioeconómico va a escuelas públicas, lo anterior indica que están accediendo a una educación de peor calidad que los niños de hogares con ingresos más altos. Esto alimenta un círculo vicioso de pobreza, ya que sin educación no hay empleo de calidad.

Lo anterior se observó claramente tras la pandemia: el notable incremento de la pobreza durante la pandemia afectó especialmente a los estudiantes de bajo nivel socioeconómico, entre los cuales más del 40% obtuvo un rendimiento por debajo del básico en ambas disciplinas.

Si bien la pandemia tuvo un fuerte efecto sobre el retroceso en el desempeño educativo, la decadencia de la educación argentina no es tan solo un producto de la coyuntura, se trata en realidad de un fenómeno de más largo plazo. Y el problema no se encuentra en el monto que destina el Estado para la educación, sino en la mala gestión de la educación.

Para mejorar la calidad de la educación debe evitarse, en primer lugar, la superposición de funciones entre los diferentes niveles de gobierno, ya que incrementa la burocracia y por lo tanto la ineficiencia: la educación primaria es una responsabilidad de los gobiernos locales. En segundo lugar, debe mejorarse urgentemente la manera en la que se gestionan los salarios de los profesores y directores. En las escuelas estatales, al abundar el ausentismo, los paros, las reglas rígidas y la burocracia, que impiden una seria evaluación del desempeño del cuerpo docente, se termina castigando a los educadores realmente comprometidos con la formación de sus alumnos.

En suma, para salir de la pobreza y transformar la asistencia social en empleo decente es imprescindible mejorar la calidad de la educación.