Informe Nº: 04/08/2022
¿Qué le espera al nuevo ministro Massa? Una desequilibrio fiscal total de más de 6% del PIB, con tendencia al alza
Se espera con expectativa la asunción del nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, y sus primero anuncios. El nuevo ministro tiene una ventaja insoslayable, respecto a la ahora exministra de Economía, y es que es un poco “dueño” del Gobierno.
Un político que fue electoralmente prominente en el aporte de votos que llevaron al Frente de Todos al Gobierno. Del famoso dicho que se le escuchó muchas veces al Presidente de que, sin Cristina Kirchner no se puede llegar al poder, pero con ella no es suficiente, el caudal electoral que aportó el ahora ministro de Economía hizo que sea suficiente. Por eso, es muy importante que él haya tomado protagonismo en este momento económico tan difícil para el Gobierno.
Hay que volver a decir que, si bien la inflación es un fenómeno multi-causal, en Argentina, dentro de la multicausalidad, el desequilibrio fiscal es uno de los más determinantes.
El Gobierno de Cambiemos, levantó la alfombra, y sacó el gasto público escondido. Arregló con los acreedores externos y salió del default y con la Reparación Histórica les devolvió a los jubilados la movilidad perdida entre 2002 y 2009. Pero no bajó el déficit fiscal. Lo financió con nueva deuda en dólares. Llegó el 2018, se desata la crisis cambiaria e inflacionaria, propone ir a déficit primario cero (0) en el 2019, pero perdió las elecciones dejando el país con una inflación del 54% anual.
En este marco, el actual Gobierno promete que terminará con este “ajuste” de Cambiemos. Pero, la verdad es que vino la pandemia y hubo que expandir el gasto público por las políticas de confinamiento que se tomaron en Argentina y en el mundo. Aumentó el déficit fiscal y la emisión monetaria. Pero era una circunstancia extraordinaria.
En el 2021, el exministro Martín Guzmán hace un esfuerzo importante por disminuir este déficit fiscal producido por la pandemia. Pero la aceleración inflacionaria que se produjo en el 2021 a raíz de que en el 2020 se había forzado su desaceleración con el encierro de la población, hizo perder las elecciones sobre fines de ese año. Allí el ala política de la coalición gobernante culpó la austeridad del exministro. Guzmán empezó a ser resistido, lo que hizo que en el 2022 haya una expansión importante del déficit fiscal.
Concretamente, en los primeros 6 meses de 2022, tomando los datos de manera anualizada, se puede aproximar que el déficit fiscal primario está en el orden del 2,2% del PIB, el pago de intereses de deuda del Tesoro fue de 1,5% del PBI y el pago de intereses de deuda del Banco Central fue de 2,5% del PIB. En total, un desequilibrio fiscal de 6,2% del PIB.
En este marco, a fines de junio el exministro Guzmán no pudo renovar toda la deuda en pesos que se le vencía ese mes ($500.000 millones) y el Banco Central tuvo que emitir adicionalmente para comprar esta deuda no renovada. Esta emisión es la produjo la aceleración inflacionaria y del dólar de julio.
A finales de julio, a la exministra Silvina Batakis se le vencía otro monto similar pero pudo renovarla. No hizo falta que el Banco Central emitiera más dinero que el que ya le da al Tesoro. Ahora, a la tasa de interés que renovó es de 70% nominal anual, que es, 97% efectiva anual con vencimiento el 31 de octubre del 2022. O sea, el mercado ya descuenta que este año termina con una inflación del 100%, según las proyecciones hechas a julio.
Una desequilibrio fiscal total (primario, intereses de deuda del Tesoro y del Banco Central) de más de 6% del PIB, con tendencia al alza. Vencimientos de deuda pública en agosto del orden de los $500.000 millones y en setiembre por $1 billón (o sea, 2 veces $500.000 millones), con un mercado que, a la exministra Batakis, le prestó a 3 meses al 100% anual.
El frente fiscal es extremadamente delicado y volátil. De no controlar el desequilibrio de las cuentas públicas y la emisión monetaria, el presagio es que la inflación se seguirá acelerando y los dólares libres (contado con liqui, MEP, blue, etcétera) subiendo.
El ministro Massa se tiene fe. Pidió un “superministerio” que todavía no se lo dieron, aunque tampoco se lo negaron de manera terminante. Tiene que controlar las áreas de energía, empresas públicas y el gasto previsional. Son áreas que La Cámpora debe ceder al “superministro”, para que tenga el mote de tal.
Mientras tanto, el potencial “superministro” no habla de déficit fiscal. Habla de conseguir un shock de dólares con medidas cambiarias y monetarias. Esto es alquimia. Que se puede justificar en una estrategia para abordar la renuencia de La Cámpora a bajar el déficit fiscal.
Pero es alquimia. El partido que tiene que ganar el “superministro” es el fiscal. No le queda otra.