Informe Nº: 04/08/2024
Ahora que el RIGI cambió la mentalidad de las dirigencias provinciales y las puso a pensar en el desarrollo provincial, es hora de terminar con el perverso mecanismo de penalización a las provincias más productoras: la coparticipación federal de impuestos.
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA
Las provincias picaron en punta con el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) de la Ley de Bases. Si bien el Régimen todavía no está operativo, las mineras andan husmeando por Jujuy, Salta, Catamarca, San Juan para sacar piedras en las áridas provincias andinas y las energéticas están a full proyectando en convertir a la Patagonia en el polo energético de la Argentina y el Cono Sur.
El sumun fue el anuncio del proyecto YPF/Petronas de “Argentina GNL” que, originalmente pensado para Bahía Blanca, pasó a manos de Río Negro con mucha fuerza hecha por la dirigencia política de esa provincia ante la pasividad de la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Se dice que será una inversión de US$ 30.000 millones que convertirá a la Argentina en el 5to productor mundial de LNG. Definitivamente, esto va a modificar la vida económica y social de esa provincia en su zona más desértica.
El RIGI saca a luz de que este país tiene todas las condiciones para desarrollarse. El único freno de mano es la dirigencia política. El anterior gobierno dijo que, por motivos políticos, el proyecto es de la provincia de Buenos Aires. En realidad, era por motivos de color político.
Pero YPF/Petronas eligió Río Negro. En el comunicado, las empresas informan que eligen Río Negro porque requiere menor longitud de gasoductos para transportar el gas natural desde Vaca Muerta, tiene mayor profundidad marítima del puerto Punta Colorada en Río Negro, lo que disminuye la necesidad de dragar para lograr el calado para los buques y hay una amplia disponibilidad de terrenos con baja interferencia con otras actividades sociales y económicas.
Claramente, desde el punto de vista técnico, el proyecto debía haberse pensado directamente en Río Negro, más que en Bahía Blanca. Es lo más eficiente y, por lo tanto, lo que más contribuye al crecimiento del país.
Por una “falla” de la política se tomó la decisión técnicamente más recomendable.
El gobierno de la provincia de Buenos Aires se negó a adherir al RIGI y, a cambio, ofreció un “Régimen Provincial de Fomento de Inversiones Estratégicas”, muy similar al RIGI, pero no es el RIGI. Cocodrilo que se duerme es cartera (más cuando se habla de mucha plata) y el proyecto de “Argentina GNL” voló a Río Negro, que es dónde tiene que estar.
En este vericueto, Río Negro no estuvo sola. Siempre estuvo acompañada por Neuquén. La idea de ambas provincias es conformar a Río Negro y Neuquén en la plataforma energética de la Argentina para el mundo complementando el proyecto “Argentina LNG” de Río Negro con Vaca Muerta Sur de Neuquén.
O sea, los gobernadores empezaron a pensar en grande. Esto es, en el desarrollo económico y social de sus provincias.
Sin la resonancia del proyecto “Argentina LNG” y Vaca Muerta Sur, las mismas tendencias a pensar en grande se detectan en las provincias andinas respecto de sus minerales. Esto es una gran noticia pensando en salir de la decadencia nacional.
Sólo si las provincias piensan en su propio desarrollo, y lo logran, la Argentina se desarrollará. Porque el desarrollo de la Argentina será la suma del desarrollo que logre cada provincia y no al revés, que es como históricamente se pensó el desarrollo en este país. Desde la Generación del ’80, pasando por el peronismo, el frondizismo, Menem y los Kirchner, la concepción siempre fue: la Nación generará el progreso y lo repartirá entre las provincias con un criterio federal.
La realidad es que lo único que generó la Nación es pobreza.
En un país federal, los artífices del desarrollo son las provincias, no la Nación.
Ahora lo único que falta es avanzar en una reforma tributaria al estilo de la que está haciendo Brasil. Esto es, unificar el IVA nacional, Ingresos Brutos provinciales y las tasas de industria y comercio municipales en un IVA unificado.
Lo más importante es establecer que este IVA unificado no se distribuye como la coparticipación, sino como hoy se distribuye Ingresos Brutos: 50% para la provincia de origen y 50% para la provincia de destino.
Esto sería pasar a distribuir el IVA unificado según el criterio de correspondencia fiscal. El impuesto corresponde a la provincia que genera el bien o servicio y para la provincia que compra ese bien o servicio. Este es el incentivo que falta para premiar a las provincias que más se preocupan por generar desarrollo económico.
La coparticipación federal de impuestos es un mecanismo perverso que redistribuye los recursos producidos por las provincias entre el Estado nacional y -muy arbitrariamente- entre las mismas provincias. Se diluye así cualquier incentivo a producir toda vez que recurso fiscal que una provincia produce no es para ella, sino para todas las provincias.
Ahora que el RIGI cambió la mentalidad de las dirigencias provinciales y las puso a pensar en el desarrollo provincial, es hora de terminar con el perverso mecanismo de penalización a las provincias más productoras, que es, la coparticipación federal de impuestos.
Fuente: el economista