Informe Nº: 29/08/2023
Esta “ayudita” del Gobierno es un tiro a los pies de la población.
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA
Todo el mundo estuvo y sigue opinando por los bonos que el Gobierno anunció para jubilados y beneficiarios de planes y la suma fija para los trabajadores privados. En general, las opiniones han sido adversas. Los beneficiados porque los consideran insuficiente. Los empleadores porque los consideran una intromisión arbitraria en las relaciones laborales de las empresas privadas.
Donde no hubo muchas opiniones fue en la suspensión de las cuotas de la prepagas. Debe ser porque la gente toma como positivo este anuncio considerando que las cuotas de las prepagas están siendo ajustadas todos los meses. No vendría nada mal darle un descansito al bolsillo en la parte de la cobertura médica privada.
El tema es que esta “ayudita” del Gobierno a la población es un tiro a los pies de la población.
Veamos por qué.
Piense por un momento en el seguro de su casa o en el de su auto. Viene el Gobierno y congela el precio que usted paga por estos dos seguros. Lo que va a suceder es que su casa y su auto siguen subiendo de valor -por la inflación- mientras que la protección que el seguro le brinda está congelada -por el congelamiento del precio del seguro-.
Entonces, a usted se le prende fuego la casa con el auto adentro. La compañía de seguro le va a pagar un porcentaje inferior del valor de la casa y del auto al que usted había pactado cuando compró el seguro. Al porcentaje no cubierto, por el congelamiento de cuota, usted lo va a tener que pagar con su propio dinero.
La prepaga es un seguro médico. La diferencia con el seguro de la casa y del auto es que la prepaga no le da la plata a usted, cuando usted se enferma. Lo que hace es darle una cartilla con prestadores médicos en donde usted elige, va, se atiende y la prepaga luego le paga al médico (que usted eligió) sus honorarios y aranceles a los centros de salud.
Si el Gobierno congela el precio de la prepaga, la prepaga congela los honorarios de los médicos y aranceles de los centros de salud privados. Esto implica que cuando usted vaya a atenderse, el médico y el centro de salud le van a decir que usted pague, de su bolsillo, la parte que la prepaga no paga (por tener la cuota congelada).
En rigor, no se lo dice de esta forma (“pague lo que la prepaga no paga”). Se lo dice con un “no hay turno” o con un “tiene que pagar un copago”. Son formas sutiles, pero la esencia es la misma: pague de bolsillo lo que no paga la cuota congelada. El tiro en los pies del anuncio.
A esto, la población ya lo está sufriendo. Aquí conviene hacer un poco de historia.
Cuando aparece el Covid en Europa, en marzo del 2020, en Argentina se encierra a la gente en las casas preventivamente. Como medida de emergencia se dispone un congelamiento transitorio de las cuotas de las prepagas. Esto se tradujo en un congelamiento (transitorio) de los honorarios médicos y los aranceles de los centros de salud. Como el encierro se dispuso con bastante antelación, la transitoriedad del congelamiento se estiró todo el 2020.
En la primera mitad del 2021, la inflación general se aceleró porque la gente salió de las casas y el gobierno -si bien autorizó algunos pequeños aumentos- se mantuvo reticente a que los precios de las prepagas (y los médicos y centros de salud de sus cartillas) recuperaran lo perdido en términos reales durante el 2020 y la primera mitad del 2021.
Así, en la segunda mitad del 2021 las cuotas de las prepagas se desvalorizaron -en términos reales- entre un 25% y 30% respecto a diciembre del 2019 (nivel pre-Covid). En igual porcentaje se desvalorizaron los honorarios de los médicos y los aranceles de los centros de salud privados.
Durante el 2022 y lo que va del 2023, las cuotas de las prepagas (y de los médicos y centros de salud privados) fueron acompañando la inflación, pero manteniendo la pérdida del 25% – 30% acumulada en el 2020 y 2021.
Así es como se llegó al peor de los mundos: por la inflación galopante, las cuotas de las prepagas se tienen que ajustar mensualmente; la gente no está pudiendo afrontar estos aumentos porque todo le sube -no sólo la cuota de la prepaga- todos los meses; los médicos están mal pagos por el arrastre del atraso de honorarios desde el 2020 y 2021 y,por esta razón, no dan turno a quién se presente con un carné de prepaga o le cobran un copago que no estaba pactado cuando la gente contrató la prepaga.
Así, hay una insatisfacción generalizada en la medicina privada. La gente insatisfecha porque le aumentan todos los meses la prepaga y luego tiene que pagar jugoso copago para que la atiendan. Los médicos están insatisfechos por sus bajos honorarios ya que el copago -por jugoso que le parezca al paciente- no compensa. Los otros trabajadores de la salud (enfermeras, mucamas, camilleros, ambulancieros, secretarias de recepción de paciente) están insatisfechos con sus salarios porque las clínicas y sanatorios no pueden pagar salarios en concordancia con la inflación, dado que tienen los aranceles atrasados 25% – 30%.
Y llega el Gran Anuncio: el congelamiento total de las cuotas de las prepagas.
Vaya preparando la billetera, si quiere que un médico lo atienda (y no se le ocurra dejar de pagar la prepaga, para compensar, porque si tiene algo serio, la va a necesitar).
Fuente: El Economista