Crecer es importar, por eso hay que mejorar la competitividad - IDESA

Informe Nº: 23/03/2025

Crecer es importar, por eso hay que mejorar la competitividad

Mejorar la competitividad implica, si o si, celebrar un acuerdo de coordinación tributario y funcional entre la Nación y las provincias.

Importaciones para crecer

El crecimiento económico es muy demandante de importaciones. 

Esto es así porque ningún país puede producir todos los bienes de capital, insumos y repuestos que necesita para crecer. Además, cuando la economía crece la gente tiene más plata en el bolsillo por lo que se vuelve más sofisticada en su consumo lo que implica más importaciones.

De todas formas, en el caso particular de la Argentina, del total de sus importaciones el 85% son bienes de producción y el 15% son bienes de consumo. Claramente, si vamos a crecer, vamos a necesitar importar más para expandir el sistema productivo. 

Un ejercicio bien ilustrativo de cómo funciona esta relación crecimiento del PBI e importaciones es observando los dos períodos largos de crecimiento que Argentina tuvo en las últimas décadas.

Por ejemplo, en la década de los ’90, entre 1992 y 1998, el PBI creció a razón de 4,3% por año y las importaciones crecieron a razón de 13% por año. 

En los buenos años de Néstor y Cristina, entre 2003 y 2013, el PBI creció al 5% por año y las importaciones crecieron al 18% por año (… y eso que Néstor y Cristina tenían una política desarrollista de sustitución de importaciones).

Cuestión que, si uno toma ambos períodos de crecimiento, da que por cada 1% que aumente el PBI, las importaciones van a aumentar 3,5%. Mucho. El crecimiento económico es un glotón de bienes del exterior.

El que avisa no traiciona

La economía avisó que para crecer tiene que importar. Aquí viene el desafío para el gobierno.

En el 2024, las exportaciones fueron equivalentes a US$ 80.000 millones y las importaciones a US$ 60.000 millones con la economía que cayó 2%. Si llegáramos a crecer un 5%, que sería un buen rebote, y además este fue el porcentaje que arrojó el EMAE en diciembre 2024 festejado por el gobierno, las importaciones crecerían 18%. O sea, que sólo por el efecto crecimiento económico se requerirá que las importaciones asciendan a US$ 70.000 millones. 

A esto hay que sumarle el efecto ingreso que el crecimiento del PBI va a tener sobre el bolsillo de los argentinos. Si después de un 2024 de ajuste, que dejó a todos los argentinos “secos”, solo en enero del 2025 ya se gastaron US$ 1.000 millones en turismo en el exterior, con un crecimiento del 5% del PBI se compran todo de afuera. Con lo cual se van a gastar lo que queda de los dólares que entran de exportaciones.

Para crecer hay que exportar

Por eso, como el crecimiento deglute importaciones, la única forma de tener un crecimiento sostenido es potenciando las exportaciones. Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008, lejos de ser un libertario, por el contrario, gran cultor teórico de las políticas activas industriales, sostiene que para crecer hay que exportar mucho. Algunos lectores pensaran que es para tener una balanza comercial abultada.

¡No! 

Krugman dice que es para importar mucho. Bienes de capital, tecnologías, bienes de consumo que mejoran la productividad de la economía y el bienestar de la población. Es decir, lo que la economía argentina avisó: que, si quieren que ella crezca, van a tener que importar mucho.

Entonces entra a la cancha el atraso cambiario. Jugador que el presidente no quiere que entre, porque este partido es diferente a todos los anteriores, dice el presidente. Además, no es que el dólar esté atrasado; es que los precios domésticos están elevados.

La teoría económica dice que los precios domésticos elevados se bajan con recesión. O sea, con menos demanda que oferta para que sobren los bienes y así tengan que bajar su precio. Siendo así, no podremos crecer al 5% anual. Tendremos que prolongar el estancamiento.

Aquí viene el clamor de la hinchada para que entre a la cancha el peor de los jugadores: la devaluación. En Argentina esto es más inflación que tampoco es un costo que se paga para salir de la recesión porque el país ya está en estanflación desde el 2012, que es, inflación con recesión.

El regreso de la competitividad

Este es el momento ineludible para trabajar fuerte en la eliminación de los impuestos distorsivos, en la desburocratización de todas las regulaciones, incluido el vetusto modelo de negociación colectiva argentina que hace primar convenios colectivos viejos y centralizados por encima de los acuerdos de productividad que los empleadores celebran con sus trabajadores, mejorar la infraestructura y la calidad de la educación para formar recursos humanos calificados.

El tema es que la competitividad depende de una virtuosa coordinación de políticas entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Eliminar distorsiones impositivas implica unificar impuestos nacionales y provinciales. La legislación laboral la sanciona el Congreso nacional, pero la aplican las Justicias provinciales. Los déficits de infraestructura demandan buenas rutas nacionales y buenas rutas provinciales, generación y transporte eléctrico es nacional pero la distribución es provincial. Los déficits educativos son por mala calidad de la educación básica que es provincial y de la superior que es nacional. La competitividad exige que la Nación y las provincias remen para el mismo lado, no que se peleen entre ellos.

Mejorar la competitividad implica, si o si, celebrar un acuerdo de coordinación tributario y funcional entre la Nación y las provincias. El objetivo: crecer. El método: una división del trabajo coordinado donde cada jurisdicción cumpla su función con responsabilidad.   

Compartir

Alta eficacia en la elaboración de informes para revelar información precisa sobre las más diversas áreas de investigación.
Consultanos sobre tu proyecto para brindarte las soluciones que tenemos a tu alcance.