De la promesa de aumentar las jubilaciones con las Leliq a la realidad de bajar las jubilaciones por las Leliq - IDESA

Informe Nº: 14/04/2023

De la promesa de aumentar las jubilaciones con las Leliq a la realidad de bajar las jubilaciones por las Leliq

La alquimia de las Leliq terminó con las jubilaciones, no 20% arriba, sino 14% abajo.

Por Jorge Colina, Presidente de IDESA.

Allá por fines de julio del 2019, el entonces candidato presidencial Alberto Fernández prometió que si era presidente iba a aumentar las jubilaciones 20% financiado con los intereses de las Leliq.

Siendo presidente, cuatro años después, en el 2022, las jubilaciones están un 14% abajo en términos reales y los intereses de las Leliq ya superan el gasto total en jubilaciones.

En el 2019, cuando asumió, el gasto en intereses de las Leliq eran apenas el 25% del gasto total en jubilaciones. O sea, la promesa salió al revés.

¿Por qué se incumplió?

Porque en Argentina no hay “grieta”. Por el contrario, hay un sólido consenso en torno a ideas equivocadas.

Uno de estos consensos, y seguramente el más pernicioso de todos, es el convencimiento de que al sector público argentino hay que dejarlo cómo está. Que el problema no pasa por el sector público. Que a la economía hay que solucionarla con alquimias macroeconómicas. Teniendo la sabiduría alquimista de manipular varios tipos de cambios, tasas de interés, regulaciones monetarias y bajando un poco el déficit (sólo un poco, porque más es políticamente indefendible), alcanza para que la economía se enderece y empiece a crecer, la inflación a bajar y los salarios reales y jubilaciones a subir.

Una alquimia por excelencia son las Leliq. El sector público argentino es crónicamente deficitario por lo que termina financiando el déficit con emisión monetaria lo cual genera inflación. Un enfoque sensato diría reorganicemos el sector público para que deje de tener déficit y así bajar la inflación. Pero como el consenso es que el sector público no se toca, entonces vamos a la alquimia.

Le decimos a los bancos que le ofrezcan plazos fijos a la gente y con esa plata que le compren Leliq al Banco Central. De esta forma, la emisión monetaria en exceso vuelve al Banco Central. Así, la emisión monetaria “mágicamente” deja de generar inflación.

Claro, pero el abuso de esta alquimia hace que haya cada vez más Leliq y por lo tanto los intereses que se pagan por las Leliq son crecientes; y los intereses de las Leliq son emisión monetaria. O sea que la alquimia que, al principio, esterilizaba los efectos maléficos de la emisión termina potenciando dichos efectos maléficos. La alquimia termina en inflación que explota, que es lo que está pasando.

Por eso, la alquimia de las Leliq, terminó con las jubilaciones, no 20% arriba, sino 14% abajo.

Ahora, la alquimia de las Leliq no es un invento del actual Gobierno. Comenzó con Cristina Kirchner, siguió en el Gobierno de Cambiemos y el actual Gobierno la mantuvo respetando este férreo consenso de que el sector público no se toca y con las Leliq vamos tirando. Esta errónea idea se erige como una verdadera “política de Estado”.

Lo trágico es que es una política de Estado equivocada.

El próximo Gobierno tiene que romper la “política de Estado” equivocada.

Si es que realmente quiere cambiar la Argentina. El gran riesgo que se presenta -y que es altamente probable que ocurra- es que quiera romper la “política de Estado” equivocada con una herramienta inapropiada. Esto es, un ajuste de gasto ortodoxo.

El ajuste ortodoxo no sirve porque el Estado argentino ha devenido en totalmente disfuncional. Sólo un botón de muestra (hay miles, pero se elige este por ser el más reciente y resonante) de que la ortodoxia no va a funcionar con la disfuncionalidad del Estado Argentino es el lamentable hecho de violencia sufrido por el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.

Luego de que los compañeros del colectivero asesinado lo aporrearan, lo único que atinó a decir el Ministro de Seguridad provincial es que la culpa era del ministro de Seguridad nacional por no enviar a la Gendarmería.

Primer punto de la disfuncionalidad: la Gendarmería está para cuidar las fronteras, no el conurbano.

Segundo punto de la disfuncionalidad: si dos ministerios de Seguridad no pueden con la violencia en el conurbano, recortarles el presupuesto, sin mejorar la profesionalidad en el sector público, es suicida. A la larga el ajuste va a terminar cuando, por falta de profesionalidad, haya que volver a subir el presupuesto para mostrarle a la gente que algo se está haciendo por el problema, que sería volviendo a colocar más plata en seguridad.

Este ejemplo ilustra que el ajuste ortodoxo es como querer hacer bajar de peso a un gordo negándole comida. Llega un momento en que la negación de comida no se sostiene. El gordo bajará de peso cuando cambie de conducta alimentaria.

Llevado al Estado Argentino, no hay que intentar por el lado del ajuste ortodoxo sino en ordenar integralmente al Estado. Esto implica evitar las superposiciones de funciones entre el Estado Nacional y los Estados provinciales y profesionalizar la gestión pública para que con menor gasto la gente tenga mucha mejor calidad del servicio público gracias al aumento de la eficiencia en el sector público.

Esta la única y genuina forma de terminar con las Leliq.

FUENTE: El Economista

 

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