Informe Nº: 13/09/2024
¿Cuándo entra en crisis una familia? Cuando gasta (importa) más de lo que gana (exporta) y no se da cuenta porque está viviendo de prestado (la familia “tarjetea”, como un país recibe flujos de capitales del exterior) y, de pronto, la tarjeta llega al tope (paran los flujos).
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA
El balance de pagos de un país es como el presupuesto familiar en un hogar.
El presupuesto familiar se conforma de los ingresos laborales (exportaciones de bienes y servicios) y las compras en el supermercado, la jardinera y la peluquería (importación de bienes y servicios). Si queda un saldo es ahorro de la familia.
El ahorro de la familia puede tener dos usos. Acumularlo en dólares debajo del colchón (reservas del Banco Central) o usarlos en el exterior. Este último puede ser para hacer turismo en el extranjero (gasto de dólares con tarjeta) o colocar los ahorros en el exterior (formación de activos en el exterior).
Cuando gasta (importa) más de lo que gana (exporta) y no se da cuenta porque está viviendo de prestado (la familia “tarjetea”; un país recibe flujos de capitales del exterior) y, de pronto, la tarjeta de crédito llega al tope (paran los flujos de capitales). Agarrate.
El padre dice: “No preocuparse; tengo unos dólares debajo del colchón (reservas del Banco Central)”.
Y siguen gastando más de lo que ganan con la tarjeta cortada (sin flujos entrantes de capitales) y gastando los dólares del colchón (consumiendo reservas del Banco Central).
Hasta que los dólares del colchón se agotan (se terminan las reservas del Banco Central).
El padre dice: “Bueno, llego la hora de gastar menos (importar menos) y esperar la suerte de trabajar más (exportar más) o que suba el sueldo (suba de precios internacionales)”.
Esta, es una crisis familiar. Porque bajar el gasto implica bajar el nivel de vida que se traía.
El padre se pone los pantalones y dice: “basta de gastar en restaurant, ropa, perfumes, jardinería, peluquería y Netflix.”
Lo que hizo el padre es poner el “cepo”.
Claro, con el “cepo”, el gasto (importaciones) baja y se forma un excedente de ingresos (exportaciones). Los miembros de la familia piden a gritos que se saque el “cepo”, dado que ya no hace falta porque volvieron los dólares al colchón (reservas del Banco Central).
El padre no se anima, porque si saca el “cepo”, ¡vuelven el restaurant, la ropa, los perfumes, la jardinera, la peluquería y Netflix!
Chau, se fueron de nuevo los dólares del colchón (reservas del Banco Central) y hay que volver al “cepo”.
Una salida del padre es pedirle plata prestada a la suegra (el FMI) para llenar otra vez de dólares el colchón (reservas de Banco Central) y sacar el “cepo”.
Claro, pero la suegra no te presta la plata gratis. Te exige que sea para conseguir más ingresos (exportaciones) así, primero le devolvés a ella, y recién después mantenés el tren de vida de la hija y sus nietos.
Demasiada exigencia. No conviene caer en manos de la suegra (el FMI).
La otra es devaluar. Esto significa que cada miembro de la familia tiene en términos nominales la misma plata, pero en términos reales tiene menos poder de compra. Entonces, tienen libertad de gastar, pero les alcanza sólo para un restaurante al mes, una ropa al mes, una peluquería cada 2 meses, una jardinera cada 6 meses y Netflix limitado. En otras palabras, la familia gastó (importó) menos y no se pasó de los ingresos (exportaciones). Problema solucionado.
Bueno, hasta ahí. Porque ahora el padre llega a la casa y no lo viene a saludar ni el perro (votos electorales negativos).
Entonces, el padre da un aumento generalizado de salarios. ¡Vamos!
Ahora sí, el padre llega a la casa y vienen el perro, los hijos y la esposa a saludarlo.
Este aumento generalizado de salarios implica que cada miembro de la familia ahora tiene más plata en términos nominales y, en términos reales, la misma plata que tenían en los buenos tiempos, antes del “cepo”. Así que todos felices. Vuelven los buenos tiempos.
El tema es que los buenos tiempos terminaron en “cepo”, por lo tanto, con el aumento generalizado de salarios … vuelve el “cepo”.
El terapeuta les sugiere: en lugar de estar molestando a la suegra (FMI) o jugando con devaluaciones y aumentos generalizados de salarios, la solución de fondo es aceptar que el gasto del hogar no puede superar el ingreso.
Cuando hay un ingreso extraordinario, como un empleo adicional transitorio (exportación transitoria) o un aumento de sueldo transitorio por horas extras o bonus (mayores precios internacionales) no hay que cambiar el patrón de consumo elevando el nivel de vida a la situación de los ingresos extraordinarios (altos precios internacionales).
Caso contrario van a vivir con “cepo”, como la Argentina.
Nota: el “cepo” es el apodo; el nombre verdadero es control de cambios por crisis de balance de pagos; en los últimos 80 años, Argentina vivió 50 años con control de cambio.
Esta vez: ¿será diferente?
Fuente: el economista