Informe Nº: 22/03/2024
Hubo una gran cantidad de nuevos trabajadores que se incorporaron en el 2023. Pero un tercio solamente se incorporó a un buen empleo (en una empresa con aportes o en el Estado).
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA
Salieron los datos del mercado laboral correspondientes al 4° trimestre del 2023. Interesante porque son con los que termina su gestión el gobierno anterior.
Lo primero que se tiende a hacer es mirar la tasa de desempleo. Dio 5,7% de la población activa. En el mismo período del año anterior fue de 6,3% y en el 3° trimestre del 2024 fue también de 5,7%. No está mal: tasa de un dígito, cerca del 5%, bajando o, por lo menos, estable respecto del trimestre anterior.
Bueno, pero, ¿hay más gente trabajando? Porque puede ser que haya menos desempleo porque hay menos gente buscando. Si no hay trabajo, capaz que la gente sin trabajo se va a buscar un plan asistencial.
Para esto hay que mirar la tasa de participación laboral. Esto es, el porcentaje de la población urbana que trabaja o busca activamente un trabajo. Esta tasa fue de 48,6% de la población urbana y en ascenso, porque en el 3° trimestre del 2023 fue de 48,2% y en el mismo período del año anterior (4° del 2022) fue de 47,6%.
Claramente, si sube la tasa de participación laboral y baja la tasa de desempleo es porque la tasa de empleo está subiendo. Así es. La tasa de empleo en el 4° trimestre del 2023 fue de 45,8% de la población, en el 3° trimestre fue de 45,5% y en el 4° trimestre del 2022 fue de 44,6%. Hay más gente trabajando. Todo bien.
Aquí habría que rascar un poco más los datos del Indec y combinarlos analíticamente con otros que publica también regularmente el Ministerio de Trabajo.
Lo que aparece a grandes rasgos es esto. El total del empleo urbano en el 4° trimestre del 2023 creció en 600.000 nuevos trabajadores respecto al 4° trimestre del 2022. Un número más que interesante: 600.000.
De estos 600.000, 120.000 fueron nuevos trabajadores asalariados registrados en empresas privadas. ¡Upa! Son muchos en número, pero poco en porcentaje. Son apenas el 20% del crecimiento del empleo total.
El resto debe ser todo crecimiento del empleo público, pensará el lector. No. El crecimiento de los empleados públicos en el 2023 fue de 100.000 (no son todos de Massa, porque también se cuenta el aumento en el empleo público provincial y municipal). O sea, otros apenas 17% del crecimiento del empleo total.
De nuevo, nada mal, creció más el empleo privado registrado (20% del crecimiento del total) que el empleo público (17% del crecimiento del total).
Los empleados “en negro” (asalariados no registrados) crecieron en 200.000 nuevos trabajadores (33% del crecimiento total), los Monotributistas crecieron en 120.000 (20% del empleo total) y los cuentapropistas sin registrarse en 60.000 (10% del empleo total).
Así es como los 600.000 nuevos empleados, fueron el 37% empleados privados en blanco o empleados públicos; el restante 63% fueron empleados “en negro”, cuentapropista registrado (en el Monotributo) y cuentapropistas no registrados (ni el Monotributo sacan éstos).
Entonces, hay una gran cantidad de nuevos trabajadores que se incorporaron en el 2023. Pero un tercio solamente se incorporó a un buen empleo (en una empresa con aportes o en el Estado). Los otros dos tercios de nuevos trabajadores “la tienen que remar”, por poca plata, porque el empleo “en negro” y el cuentapropismo exigen más trabajo y remuneraciones más bajas.
Además, con inflación creciente, al empleado en blanco le llega luego algún ajuste salarial por inflación. El empleado “en negro” y el cuentapropista “la tienen que remar” el doble.
Este es otro factor que ayuda a explicar la caída del último gobierno peronista a manos del actual Presidente libertario con el discurso de la motosierra.
Hubo un gran aumento de nuevo empleados y una tasa de desempleo de 5%. Un analista político norteamericano auguraría un triunfo electoral seguro y contundente. Diría: “Jobs, jobs, jobs bring the votes”.
Pero la gran mayoría de los nuevos empleados son los que “la tienen que remar” y por esto puede ser que haya calado hondo el concepto de la motosierra. Para que todos “la tengan que remar” como la reman ellos, la mayoría de los trabajadores (que son informales y cuentapropistas) y de los nuevos trabajadores que en su mayoría son nuevos informales y nuevos cuentapropistas. Al analista norteamericano habría que alertarle que en Argentina hay “good” y “bad jobs”, lo que hace una gran diferencia en términos electorales.
Aquí se necesita, además de buena macroeconomía, buenas políticas educativas, laborales y de asistencia social.
En estos temas, Argentina hace agua por todos lados.
Fuente: el economista