Informe Nº: 13/07/2022
La nueva ministra declaró que su objetivo es bajar el déficit fiscal. El tiempo dirá si lo logra.
La serie de cuentas públicas del Estado Nacional que publica el Ministerio de Economía se remonta a 1961. Desde ese momento, hay déficits fiscales. Son 60 años de desequilibrios acumulados que llegan a la crisis actual, pero no sin antes haber provocado muchas otras crisis. El factor común ha sido la negativa a equilibrar las cuentas públicas y financiar el desequilibrio con emisión monetaria, deuda del Tesoro y deuda del Banco Central.
En 1975 se produce un episodio hiperinflacionario, otro que estuvo muy cerca de serlo en 1985, antes del Plan Austral, y finalmente llega 1989 con la hiperinflación. Esto fue producto de sobreendeudamiento del Tesoro, desborde monetario y el Banco Central esforzándose por esterilizar el desborde con altos encajes bancarios remunerados a tasas crecientes. En aquella época se decía que entre el Tesoro y el Banco Central organizaban un “festival de bonos” por la “timba financiera” que se había armado.
A finales de los ’90, se volvió a hablar de “festival de bonos”, esta vez sólo del Tesoro porque el Banco Central se abstenía (la Convertibilidad se lo impedía).
El mercado dejó de financiar el déficit y hubo que salir de la Convertibilidad para volver a la emisión monetaria.
Pero es engañoso, porque el Estado Nacional se mantenía en el default del 2002 (o sea, no pagaba deuda pública), los ingresos crecían en términos nominales con la inflación y se negaba la movilidad jubilatoria con lo cual era un superávit de caja pero no genuino. En el 2012 termina la bonanza internacional y el déficit fiscal vuelve a presionar sobre el dólar. Se inventa entonces el “cepo”.
Entre el 2012 y el 2015, como había que emitir creciente moneda para financiar el déficit fiscal, vuelven los ’80. Se emite deuda del Banco Central para esterilizar el exceso de emisión monetaria. Se las bautizó Lebac.
En el 2015 viene un nuevo Gobierno, unifica el mercado cambiario y se propone no emitir moneda. Pero no baja el déficit fiscal. Lo financia con emisión de deuda del Tesoro y Lebac. En el 2018, la historia termina con crisis cambiaria por déficit fiscal.
Comienza, entonces, un nuevo intento. Esta vez bajo la tutela del FMI se dice que no se emite más dinero, se bajará el déficit primario a cero, las Lebac se cambian por las Leliq (que a diferencia de las primeras sólo las pueden comprar los bancos, no el público) y en la transición hacia el déficit cero se lo financiará con títulos del Tesoro. En agosto del 2019 el Gobierno pierde las primarias y el mercado deja de financiar al Tesoro. Vino el “reperfilamiento”.
Viene el Gobierno actual. El mensaje presidencial era que terminaría con las Leliq para aumentar las jubilaciones y da por finalizado el “ajuste” del déficit primario cero. Bastante incongruente el mensaje porque al volver al déficit, estando “reperfilado”, no le quedaba otra que apelar a la emisión monetaria y, por ende, a las Leliq.
El 2021 siguió con la maquinita monetaria y las Leliq para esterilizar lo que salía de la maquinita. En el 2022 vuelve el FMI. La fórmula, entonces, no fue ir al déficit cero y a cero emisión monetaria de un solo golpe, como en el 2018, sino gradualmente hasta el 2024.
La estrategia era que el déficit fiscal (que debe ir bajando) se financia con emisión y la deuda del Tesoro con renovación de títulos públicos. Comienza en marzo del 2022, pero no pasa del 29 de junio. El mercado se niega a renovar voluntariamente la deuda del Tesoro. Esto obligó al Banco Central a emitir moneda, adicional a la que manda al Tesoro, a fin de comprar él los títulos del Tesoro. Esta emisión extraordinaria multiplicó las Leliq.
La nueva ministra declaró que su objetivo es bajar el déficit fiscal. El tiempo dirá si lo logra. La gran incertidumbre es que la interna en la alianza gobernante no deja mucho espacio para bajarlo. Posiblemente cambien y lo bajen. Se verá.
Lo más importante es saber si la oposición, si aspira a gobernar, se está preparando técnica y políticamente para bajar el déficit fiscal. Esto es muy relevante porque la oposición también es una coalición donde muchos del partido mayoritario preferirían evitar las decisiones antipopulares.
Si piensan que el costo político de bajar el déficit fiscal es alto y es preferible eludirlo, dejando vivas a las Leliq, como ya sucedió entre el 2015 – 2019, Argentina va a seguir sin destino.