El pilar de la desigualdad de género es el trabajo doméstico no remunerado, que incluyen tareas como limpiar y cocinar, cuidar niños y adultos mayores Las mujeres habitualmente destinan a estas tareas más del doble de tiempo que los hombres. Esta división desigual del trabajo no remunerado, fundamental para que la vida sea posible, está directamente relacionada con la limitación del trabajo remunerado.
Prácticas más igualitarias serían licencias para cuidado compartido de los niños, mayor flexibilidad de horarios laborales para padres y jardines maternales y centros de primera infancia accesibles.





