Informe Nº: 11/10/2018
Más allá de la coyuntura, existen raíces estructurales que generan que la pobreza se mantenga en niveles superiores al 20% hace décadas. El 2018 no logra romper con esa tendencia, dado que para el primer semestre la pobreza alcanza a casi 1.8 millones de hogares, un 10% más en el 2° semestre de Esta brecha […]
Más allá de la coyuntura, existen raíces estructurales que generan que la pobreza se mantenga en niveles superiores al 20% hace décadas. El 2018 no logra romper con esa tendencia, dado que para el primer semestre la pobreza alcanza a casi 1.8 millones de hogares, un 10% más en el 2° semestre de
Esta brecha de ingresos que experimentan los hogares pobres se debe tanto a las condiciones coyunturales como el aumento de precios y la disminución del salario real evidenciado en el periodo, como a condiciones estructurales.
Si se observan las características laborales de los hogares pobres, es notable que estos tienen mayores tasas de inactividad laboral, lo que genera que los trabajadores de estos hogares deban sostener mayor cantidad de miembros a diferencia de lo que ocurre en un hogar de mayores ingresos.
Si las personas en edad de trabajar pertenecientes a hogares pobres tuvieran una mayor inserción laboral, la brecha de ingresos que los separa de la línea de la pobreza se reduciría en un 66%. En otras palabras, la pobreza está esencialmente asociada a las barreras que impiden el acceso al empleo de calidad.
Es por esto que la pobreza no se resuelve con mayores subsidios monetarios para los hogares, sino que el Estado debe mejorar sus políticas para incentivar la creación de empleo, especialmente para gente con menor calificación y experiencia, además de acompañar con una estabilidad macroeconómica que ayude a la generación de empleo.