No vaya a ser que se venga un Plan Llegar II - IDESA

Informe Nº: 15/06/2023

No vaya a ser que se venga un Plan Llegar II

Si el próximo Gobierno reconstruye lo viejo después de la explosión, estamos perdidos.

Jorge Colina – Presidente de IDESA

El Plan Llegar del ministro Sergio Massa consiste en resignarse a mantener alto el déficit fiscal financiado con emisión monetaria. Para reprimir el impacto inflacionario se absorbe el exceso de emisión con las Leliq y se atrasa el tipo de cambio oficial. Así, el Banco Central aumenta su pasivo (emisión de Leliq) y reduce su activo (pierde reservas por el atraso cambiario). Se sabe que el aumento del pasivo y la baja del activo del Banco Central en algún momento termina en gran devaluación. Esto es lo que muchos llaman: “explota la bomba de tiempo”.

Lo que no se sabe es cuándo se produce la gran devaluación. 

Si el Plan Llegar es exitoso, la bomba le explota al próximo Gobierno. Si fracasa, la bomba la explota al actual Gobierno.

¿Seguro que explota la bomba?

Veamos algunos números. En diciembre del 2017, la bomba de las entonces Lebac (hoy Leliq) habían llegado a representar US$ 65.000 millones y había reservas brutas (yuanes, encajes de depósitos en dólares, todo) en el Banco Central por US$ 55.000 millones. Y la bomba explotó.

Como se recuerda, fue muy traumático para el Gobierno de Cambiemos el transcurso entre el 2017 y el 2019. Sucesivas devaluaciones llevaron a que el dólar pasara de $20 a $60. Hoy estos montos parecen risorios, pero piénsese que es una gran devaluación del 200%, asimilable a la salida de la convertibilidad que el dólar pasó de $1 a $3.

Cuando la bomba explota, lo que destruye es pasivos del Banco Central (las Lebac/Leliq). Tanto es así que, en diciembre del 2019, Cambiemos entrega el poder al Frente de Todos con Leliq que representaban apenas US$ 20.000 millones y reservas brutas de US$ 45.000 millones. Nada mal para un buen comienzo.

Pero el Frente de Todos no pudo sortear sus desavenencias políticas en torno al control del gasto público. Si bien estuvo condicionado por el Covid, prevaleció el descontrol del gasto justificado en el Covid. Congelamientos tarifarios, subsidios en exceso, multiplicación de los planes asistenciales y los planes “platita”, todo lo cual no evitó que la pobreza trepara y que perdiera las elecciones de medio término. Y todo el exceso de gasto se financió con emisión monetaria contenida con más emisión de Leliq.

Así se llega a mayo de 2023 con Leliq por el equivalente a US$ 60.000 millones. Bastante parecido al nivel que tenían antes de que la bomba le explotara a Cambiemos. Claro, pero el lector puede decir que las Leliq no son tan líquidas como las Lebac. Cierto. El tema es que las reservas brutas son sólo US$ 33.000 millones, no US$ 55.000 millones, cuando le explotó a Cambiemos. Además, sólo por los intereses, las Leliq crecen a razón de US$ 4.000 millones por mes. Claramente la mecha de la bomba es cada vez más corta.

La pregunta que cabe hacerse es: ¿qué importa a quién le explota? Si ya se sabe de antemano que va a explotar.

En la mezquindad de los dirigentes, actuales y futuros, sí es relevante a quién le explota porque nadie quiere quedar manchado con el costo social de la explosión. Pero para la gente, la suerte está echada. Al costo social de la explosión lo va a sufrir.

Por esto último es muy importante que luego de la explosión, el nuevo Gobierno encare desde el primer día una reorganización integral del sector público que comprenda la unificación y simplificación de los impuestos nacionales, provinciales y municipales; el reemplazo de la coparticipación por la distribución de las fuentes tributarias; el ordenamiento previsional; y el ordenamiento funcional del Estado eliminando ministerios nacionales que se superponen con ministerios provinciales.

Es un cambio disruptivo, necesita mucha vocación y pericia política, pero imprescindible, por la gente, para que esta sea la última explosión y la Argentina salga de la decadencia.

¿…y si se viene un Plan Llegar II?

Un Plan Llegar II sería que el nuevo Gobierno vea este cambio como lo que es, muy disruptivo, muy demandante de vocación y pericia política, y entonces posponga estos cambios estructurales para después de las elecciones 2025 con -este sería la excusa- un Congreso más favorable. El Plan Llegar II sería la continuación del actual Plan Llegar para llegar al 2025.

El Plan Llegar II sería básicamente cambiar la moneda y mantener todas las disfuncionalidades del Estado. Esto es, la multiplicación y superposición de impuestos nacionales, provinciales y municipales; la coparticipación con todos sus vicios y horribles incentivos; el desequilibrio previsional intacto con jubilaciones de privilegio y doble cobertura; y la superposición de ministerios y estructuras burocráticas a nivel nacional con las mismas estructuras en las provincias y sus municipios.

Si esto pasa, el Plan Llegar II termina como el actual: en otra explosión.

En el último número de la revista The Economist hay un artículo con el título “Japón le da a Ucrania una lección para su reconstrucción”. Funcionarios de Ucrania ya se están preparando para después de la guerra y viajaron a Japón para aprender de la reconstrucción luego de la explosión de las bombas atómicas. Allí un funcionario japonés les dijo textual: “No reconstruyan lo viejo. Construyan algo totalmente nuevo”.

Si el próximo Gobierno reconstruye lo viejo después de la explosión, estamos perdidos.

Fuente: El Economista

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