Informe Nº: 14/07/2021
Siguiendo al Banco Interamericano de desarrollo (BID), la insuficiencia de viviendas adecuadas y la vulnerabilidad del hábitat es un fiel reflejo de la difícil situación económica y social que vive la mayor parte de Amérca Latina.
Para entender el déficit habitacional hay que separar el análisis en dos dimensiones. Por un lado, la dimensión cuantitativa en la que se analiza la cantidad de viviendas necesarias y la cantidad de viviendas disponibles para la sociedad. Por el otro, la dimensión cualitativa, que hace referencia a la calidad de las viviendas existentes en términos de las condiciones mínimas de habitabilidad.
Si se analiza los datos de la encuesta permanente de hogares que muestran la situación en los 31 aglomerados urbanos más grandes el país. Es decir, sin considerar las ciudades pequeñas del interior.
En lo que es la dimensión cuantitativa señala que en Argentina
Estos datos muestran que las dificultades para el acceso a la vivienda propia vienen de larga data y no se resolvieron con el buen momento económico que tuvo el país entre el 2004 y el 2012. Esto significa que es un problema estructural. En un contexto de decadencia económica y acelerado empobrecimiento las condiciones se vuelven muy propicias para la organización de ocupaciones ilegales.
En la dimensión cualitativa se observa que:
-El 21% de los hogares no tienen viviendas con infraestructura habitable.
-El 3% se encuentra en situación de hacinamiento crítico, en las cuales hay más de 3 personas por cuarto, cabiendo señalar que este número no refleja la situación de las villas de emergencia.
-El 14% de los hogares no dispone de baños apropiados.
-El 48% de los hogares no accede a al menos uno de los servicios de agua corriente, cloacas y gas natural.
Estas falencias son aún más graves ya que los datos de la encuesta no tienen en cuenta a pueblos del interior ni a hogares rurales.
En consecuencia, la política de vivienda tiene construirse sobre los siguientes pilares: