Informe Nº: 16/08/2023
Si se ordena el Estado nacional, provincial y municipal se puede lograr que funcione mucho mejor y con equilibrio financiero. Ahí ya se podría cerrar el Banco Central y dolarizar. Aunque ya habría dejado de hacer falta porque, con un Estado ordenado, el peso argentino tendría valor.
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA
El flamante ganador de la PASO se hizo famoso por instalar la idea de que se debe cerrar el Banco Central y dolarizar la economía. De esta forma, el Estado nacional estaría forzado a no tener déficit fiscal dado que no tendría más la “maquinita” de emitir pesos.
Posiblemente esté colocando el carro delante del caballo. Dolarizar con semejante desequilibrio fiscal puede ser un paso al vacío. Si el dogma de La Libertad Avanza es manejarse con dólares y cerrar el Banco Central, lo que debería postular primero es terminar con el desequilibrio fiscal del Estado nacional.
Ahora, hay formas y formas de cerrar el déficit.
La tradicional y ortodoxa es la del almacenero. Agarrar un lápiz rojo y empezar a tachar partidas presupuestarias y reparticiones públicas sin ningún sentido estratégico. Esto puede llegar hasta a agravar el problema. Porque el Estado nacional, además de generar déficit fiscal, funciona muy mal. Es más, el creciente déficit fiscal es reflejo de lo mal que funciona.
El principal componente del gasto nacional es el sistema previsional. El sistema está totalmente distorsionado con regímenes especiales que cobran por encima del régimen general (esta vendría a ser la casta previsional). Hay 1 millón de los 5 millones de jubilados que cobran doble beneficio (jubilación más pensión por fallecimiento del cónyuge). Las moratorias financian la inequidad de dar igual beneficio al que no hizo aportes que al que hizo aportes, sin sustentabilidad (las moratorias son fuente de déficit fiscal). La jubilación se calcula sobre los últimos 10 años en lugar de toda la vida laboral.
El gasto que le sigue en importancia es el de salarios de los empleados públicos y sus gastos de oficina. Este es uno de los ítems favoritos del lápiz rojo. Ciertamente que hay sobredimensionamiento de la estructura estatal. Pero reducir el personal sin un criterio de reorganización funcional va a empeorar el mal funcionamiento del Estado.
Luego, desde estos Ministerios del Estado nacional se genera otro gasto que son transferencias discrecionales a las provincias y sus municipios en acciones que les corresponde financiar y gestionar a ellas. Desde el Ministerio de Obras Públicas se mandan transferencias para obras de rutas provinciales y obras del tejido urbano. Desde el Ministerio de Educación se les gira dinero a las provincias para pagar una ínfima parte del salario docente y para hacer pequeños arreglos en escuelas (elegidas a dedo). Desde el Ministerio de Salud se les manda directamente bienes, medicamentos, etc. a los centros de salud provinciales y municipales para que repartan entre la gente.
La alternativa al lápiz rojo es el ordenamiento del Estado en sus tres niveles de gobierno. Esto consiste en que cada nivel de gobierno se haga cargo de financiar y gestionar -con probidad- sus responsabilidades.
Por caso, el Estado nacional debe concentrarse en avanzar en el ordenamiento previsional, que es su función. Esto es, generar nuevas reglas previsionales -para los nuevos jubilados, respetando los derechos de los jubilados actuales- tendiendo a que no haya “castas” en el sistema previsional.
Los regímenes especiales deberían ser todos eliminados para los nuevos trabajadores entrantes. Esto implica que los nuevos trabajadores se jubilarán con el régimen general. Para los trabajadores existentes en regímenes especiales aumentar la edad en 2 meses por año de forma que la convergencia a la edad del régimen general sea suave.
Cerrar definitivamente las moratorias y establecer que las personas sin aportes recibirán la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM). Para las personas con aportes parciales se les calculará la jubilación según sus aportes. Si es mayor a la PUAM, reciben la jubilación que les haya tocado. Si es inferior, reciben la PUAM. Mucho más justo que la moratoria.
Para el cálculo de las jubilaciones se toman todos los años de la vida laboral, no sólo los últimos 10 años.
Obviamente se necesitan otros cambios, pero estos se presentan para ilustrar de que no se trata de “cortar” jubilaciones sino de ordenar las reglas para las futuras jubilaciones.
El Estado nacional, por otro lado, debería dejar de meterse en cosas que no son sus funciones. Esto implica cerrar los programas discrecionales a provincias y municipios dado que se trata de un gasto público nacional superpuesto con el de estas jurisdicciones. Son las provincias y sus municipios los que tienen que hacerse cargo -enteramente- de las funciones sociales (urbanismo, vivienda, salud, educación, asistencia social, seguridad).
Lo anterior implica que los Ministerios de la Nación en funciones sociales deben ser cerrados. En su lugar crear agencias nacionales de medición de resultados sociales de las provincias y sus municipios. Esto implicaría un buen ahorro en burocracia nacional improductiva y en la profesionalización de su staff midiendo resultados (más que dando “ayuditas” con burocráticos expedientes a las provincias y municipios).
Si se ordena el Estado nacional, provincial y municipal en esta dirección se puede lograr que funcionen mucho mejor con equilibrio financiero. Entonces, ya se podría cerrar el Banco Central y dolarizar.
Aunque ya habría dejado de hacer falta. Porque con un Estado ordenado el peso argentino tendría valor.
Fuente: El economista