Informe Nº: 04/08/2021
Una sucesión de improvisaciones es la ausencia de plan. Sin plan, es imposible el logro de objetivos. Eso es lo que le pasó a Argentina.
Por Jorge Colina, Presidente de IDESA.
Antes que la pandemia llegara a la región, Argentina se lanzó como en una especie de épica del “quedate en casa” contra el Covid, encerrando a toda la población de todo el extenso territorio nacional. Se pararon todas las actividades económicas, con excepción del comercio minorista de alimentos, y se ordenó 7 meses de encierro.
Cuando se alertaba de que este largo encierro iba a provocar daño económico, se respondía de que primero estaba la salud y después la economía. La otra crítica era que se hacían pocos testeos, pero la respuesta era que testear no era importante: lo importante era quedarse en casa.
Chile y Uruguay, en tanto, fueron a cuarentenas más administradas, focalizando el confinamiento estricto sólo en aquellas áreas más afectadas por la infección. Para hacer la trazabilidad del virus, hacían muchos más testeos que Argentina y trataban de mantener la actividad económica en aquellos lugares donde la infección no se presentaba con intensidad, comunicando a la población y extremando los cuidados. Así y todo, tuvieron picos de contagios que desde Argentina se señalaban como una lección por no ir a confinamientos estrictos.
Haciendo un balance intermedio a hoy queda que la pobreza en Argentina subió de 35% a 42% de la población por el confinamiento. Es decir, subió 7 puntos porcentuales. En Chile, la pobreza subió de 9% a 11%, es decir, sólo 2 puntos porcentuales y en Uruguay de 8% a 12%, o sea, 4 puntos porcentuales. Es decir, los argentinos, que ya venían acumulando mucha más pobreza, sufrieron un mayor empobrecimiento todavía en comparación con los chilenos y los uruguayos. Lo cual no debería ser novedad porque la estrategia argentina fue primero está la salud y después la economía.
Cuando se mira la salud, aparece que en Argentina hay 2.300 muertes por millón de habitantes cuando en Chile hay 1.800 y en Uruguay 1.700. Es decir, en salud a la Argentina también le fue peor.
El problema en Argentina no es que se “priorizó” la salud (de hecho, los datos son contundentes en torno a que la salud no fue priorizada). Los resultados hubieran sido similares si se priorizaba la economía. El problema de fondo en Argentina es la cultura de la improvisación.
Se conformó un grupo de expertos –por fuera de los organismos estatales– que promovió el confinamiento absoluto para todo el país por 3 semanas. Luego, con poca información, se fue extendiendo cada 3 semanas el encierro, hasta los 7 meses. Para distribuir las ayudas económicas entre la gente humilde, se las convocaba a ir buscarlas, para que vean quién les daba las ayudas.
Con ese rudimentario método, las ayudas terminaron siendo intermitentes. Así, se des-confinaba la gente para darles una ayuda que no les evitaba la pobreza. Finalmente la población se des-confinó sola para subsistir, con pocos cuidados debido a las deficiencias en la comunicación.
En medio del confinamiento continuaron los actos políticos de anuncios e inauguraciones, el intento de expropiación de una empresa y un conflicto por recursos fiscales entre el Estado Nacional y la Ciudad de Buenos Aires. Estas son algunas de las muchísimas cosas que pasaron que muestran que, más allá del lema “quedate en casa”, no hubo plan sanitario. Hubo una sucesión de improvisaciones.
Las improvisaciones quedaron más al desnudo todavía con las vacunas. Lo que comenzó a finales del año pasado con la gesta de la “Operación Moscú” y un avión de la línea de bandera yendo a buscar la “vacuna de la vida” terminó 7 meses después con el correo electrónico de una asesora –no de un funcionario de línea de un organismo estatal– reclamando insistentemente por el envío de las segundas dosis.
En paralelo, la negativa por ley a firmar un contrato con un laboratorio de Estados Unidos, para luego buscar firmar el contrato con un decreto de necesidad de urgencia. Son apenas dos botones de muestra que marcan a las claras que la regla de gestión es la improvisación.
Chile y Uruguay no estuvieron exentos de problemas y de errores graves. Por caso, hicieron una vacunación masiva con una de las vacunas chinas que no evitó un contagio masivo. Con este error agravaron los contagios y las muertes. Posiblemente fue un error de improvisación, pero luego volvieron hacia algún plan que les permitió revertir el mal trance.
Improvisar es el arte de dar una solución rápida y efectiva a un problema espontáneo y repentino. Pero, por definición, no hay ningún plan que se base en improvisar. Una sucesión de improvisaciones es la ausencia de plan. Sin plan, es imposible el logro de objetivos. Que es lo que le pasó a la Argentina generando mayor mortalidad por Covid y mayor pobreza por las acciones de lucha contra el Covid que sus vecinos.