Informe Nº: 48624/03/2013
La suba del dólar paralelo se origina en conductas especulativas potenciadas por la multiplicación de controles y prohibiciones. Pero también está motorizada por la profunda pérdida de competitividad que sufrió la economía argentina. Son problemas estructurales acumulados desde larga data y que se han intensificado en los últimos años. La crisis cambiaria es el resultado […]
La suba del dólar paralelo se origina en conductas especulativas potenciadas por la multiplicación de controles y prohibiciones. Pero también está motorizada por la profunda pérdida de competitividad que sufrió la economía argentina. Son problemas estructurales acumulados desde larga data y que se han intensificado en los últimos años. La crisis cambiaria es el resultado del deterioro en la capacidad competitiva del país originado en políticas públicas poco racionales impulsadas, más allá de los matices, por el amplio abanico de alineamientos políticos.
El dólar paralelo sobrepasó los $8 y se aleja cada vez más de los $5 del tipo de cambio oficial. Las autoridades relativizan la importancia del tema. Señalan, con razón, que es un mercado pequeño y poco transparente, muy influenciado por comportamientos especulativos. También es cierto que la multiplicación de controles, prohibiciones y reacciones oficiales poco racionales exacerban la especulación. Pero, más allá de estos factores coyunturales, la fuerte presión sobre el dólar paralelo también puede estar asociada a problemas más estructurales asociados con la baja competitividad.
Un indicador que permite monitorear la competitividad es el Costo Laboral Unitario. Este indicador se calcula como el cociente entre el salario real y la productividad. Cuando el Costo Laboral Unitario se mantiene estable significa que los aumentos de salario están respaldados en mayor productividad. En cambio, cuando crece, delata problemas de competitividad, asociados a que el aumento de salarios no se sustenta en mayor productividad. En este contexto, la devaluación emerge como el mecanismo de ajuste del salario real a un nivel consistente con la baja competitividad prevaleciente.
Datos de la OECD y del INDEC permiten comparar la evolución del Costo Laboral Unitario entre los años 2000 y 2012 donde se destacan las siguientes tendencias:
· En Alemania, el Costo Laboral Unitario se mantuvo estable oscilando en una banda del 10% alrededor del nivel que tenía en el año 2000.
· En España, el Costo Laboral Unitario fue creciente hasta llegar a un nivel que es 18% superior al nivel que tenía en el año 2000.
· En Argentina, el Costo Laboral Unitario cayó un 68% en el año 2002 y luego creció sostenidamente hasta llegar a un nivel que es un 27% superior al nivel del año 2000.
Estos datos señalan que Alemania crece con el euro, sin problemas cambiarios, a raíz de que mantiene equilibrado su Costo Laboral Unitario, mientras que España está en crisis, poniendo en riesgo su pertenencia al euro, a raíz de que su Costo Laboral Unitario es creciente. En Argentina, se observa la transitoriedad del ajuste producido por la megadevaluación del año 2002, cuando se redujo el salario real poniéndolo en línea con la baja competitividad prevaleciente en la época, en virtud de que en los años subsiguientes el Costo Laboral Unitario vuelve a crecer hasta un 27% del nivel que tenía en el año 2000. A modo de referencia, la pérdida de competitividad de la economía argentina es superior a la que experimentó, por ejemplo, España en el mismo período.
La pérdida de competitividad explica el estancamiento de la actividad y del empleo formal, la caída de las exportaciones y la fuerte presión al aumento de las importaciones. En España, las consecuencias son más explícitas a través del alto desempleo. En la Argentina, la desocupación es más baja porque la informalidad laboral actúa como una “válvula de escape” frente a la escasa generación de empleos de calidad. En España, el desempleo es del 25% y la informalidad asalariada no supera el 10%. En Argentina, en cambio, la tasa de desempleo es del 7% pero la tasa de informalidad laboral es del 35%. En términos de problemas laborales, la situación en ambos países es similar, por lo deficiente.
En Alemania, altos y crecientes salarios no afectan la competitividad. La clave es el incremento de la productividad generado por reglas racionales y un Estado efectivamente comprometido con el progreso económico y social. Países más cercanos a la Argentina, como Chile, Perú y Uruguay, cada uno con sus particularidades, demuestran bajo la misma lógica su vocación de mejorar la productividad para evitar el ajuste devaluatorio.
Pretender atacar los aumentos del dólar paralelo con el “cepo”, las prohibiciones a las importaciones, las penalizaciones al turismo y compras en el exterior, y las presiones a operadores cambiarios es una estrategia con fracaso garantizado. Por el contrario, la cotización del dólar dejará de ser un problema cuando se logren consensos políticos amplios en torno a políticas públicas que estimulen los aumentos de productividad.