El salario medido en dólar paralelo señala que todavía no habría atraso cambiario - IDESA

Informe Nº: 03/11/2024

El salario medido en dólar paralelo señala que todavía no habría atraso cambiario

Más que inflar los salarios en dólares, hay que acelerar la agenda de políticas públicas del Acta de Mayo.

La mediana del salario formal en las empresas privadas hoy en Argentina están en el orden de 1 millón de pesos.

Por Jorge Colina, Presidente de IDESA

El dólar paralelo se mantiene en el orden de los $1.200, luego de haber llegado a los $1.500, allá por junio del 2024. El interrogante es si este valor se puede mantener en la medida que,  obviamente, la inflación se mantenga controlada.

Cabe tener en cuenta que si uno toma el dólar paralelo promedio de los años 2022 y 2023, a precios actuales, dicho valor es de $2.200; tomando el de la segunda mitad del 2023, que fue crítico en materia de inestabilidad inflacionaria y cambiaria, el dólar paralelo sería hoy de $2.500. En el orden de los $1.200 es una reducción del 50% en términos reales.

Las variaciones del tipo de cambio responden a muchas factores entre los cuales hay coyunturales y estructurales. Entre los coyunturales, está el hecho de que estos meses fueron de blanqueo en donde la gente estuvo más ocupada por depositar dólares en los bancos para blanquear que en demandar dólares, lo que generó una tendencia a la baja; que se diluirá a medida que se cierran las puertas del blanqueo.

Por otro lado está el hecho de que se vienen las vacaciones. Un dólar paralelo bajo invita a irse a tomar sol a Uruguay, Chile o Brasil. Dado que el dólar tarjeta está caro ($1.600), conviene ir a tomar sol a los países vecinos con dólares billetes lo que hace pensar que el dólar paralelo se va a mover al alza sobre finales del 2024.

Entonces, la variabilidad del dólar paralelo en la coyuntura va a estar presente, así que no habría que ponerse nerviosos si se produce algún tipo de rebote.

Más interesante es mirar los factores estructurales del tipo de cambio.

El salario medido en dólares

Una forma de aproximar la sostenibilidad estructural del tipo de cambio es observando la evolución histórica del salario medido en dólares y, en función de ello, tratar de derivar los factores de competitividad que sostendrían ese nivel de salario en dólares. Esto es lo mismo que decir que se estaría midiendo la competitividad por la capacidad real de compra en el mundo que tiene el salario argentino.

La mediana del salario formal en las empresas privadas hoy en Argentina están en el orden de 1 millón de pesos. Dividido por $1.250 de valor de dólar paralelo (para redondear) arroja que el salario en dólar paralelo, hoy, estaría en US$ 800. 

Tomando una serie larga y ajustando por inflación de Estados Unidos, dado que un dólar hoy compra menos bienes que un dólar hace 20 o 30 años, aparece que en la década de los ’90, por ejemplo, este salario en dólares era de US$ 1.000 a precios actuales.

Esto implica dos cosas. Una mala y la otra no tan mala. La mala es que la Argentina ha tenido un desempeño de su productividad económica paupérrima.

  • Si luego de 25 años el salario promedio en dólares es inferior implica que los trabajadores argentinos producen menos, a precios internacionales, por hora trabajada, que hace 3 décadas atrás.

Obviamente que esto es un promedio que esconde empresas altamente productivas, con salarios en dólares que subieron y empresas con productividad declinante; pero en términos generales el deterioro del salario en dólares refleja el deterioro general de la calidad de vida de los argentinos donde el indicador más crudo es el aumento estructural de la pobreza.

Por el lado de la implicancia no tan mala es que el tipo de cambio paralelo no sería artificialmente bajo como para pensar que puede pegar una suba fuerte. La Argentina -a pesar de su decadencia- hoy tiene más capacidad productiva que en la década de los ’90 por lo que hasta cabría esperar que el salario en dólares sea mayor. 

En este sentido, da para pensar que en los años 2022 y 2023 el dólar paralelo era artificialmente alto dado que se traducía en un salario de apenas US$ 500 al tipo de cambio paralelo.

¿Cuándo el salario en dólares alerta que el tipo de cambio estaría atrasado?

Cuando tiene un nivel alto y no hay motivos para pensar que es sostenible. Ejemplo: los años 2011 y 2017.

En el año 2011, cuando termina la gran bonanza internacional, el salario en Argentina era de US$ 1.300 a precios actuales. Es decir, el salario tenía un mayor capacidad de compra internacional que hoy pero a la economía se le iba agotando la capacidad de generación de dólares. 

Tanto es así que sobre finales del 2011, aun cuando había superávit comercial (más exportaciones que importaciones), el Banco Central llegó a perder US$ 2.000 millones por mes.

  • En otras palabras, había una capacidad de consumo internacional superior a la cantidad de divisas que la economía podía generar. Por esta razón, se instaló el cepo cambiario para evitar la devaluación, pero, medido en dólares paralelos, el salario en dólares cayó a US$ 950 en los años siguientes.

Lo mismo sucedió en el 2017. El salario en dólares llegó a ser de US$ 1.500 a precios actuales, sin embargo, la balanza comercial era deficitaria (o sea, el país tenía mayor consumo que ventas) y el nivel de salario en dólares se sostuvo por entrada de divisas producto del endeudamiento externo. Cuando en el 2018 el flujo de divisas se revirtió, el salario en dólares se derrumbó. Se ubicó en los US$ 500 en el 2019, nivel que se mantendría hasta el 2023.

Concluyendo, el salario en dólares paralelo en Argentina está, en la perspectiva histórica, todavía relativamente bajo. Esto no debe ser motivo para inflar el salario con los convenios colectivos de trabajo centralizados a fin de que suba en términos de dólares. 

Por el contrario, se está a tiempo de acelerar las transformaciones del Estado para aumentar la competitividad sistémica de la Argentina a fin de que entren nuevas inversiones y las empresas instaladas hagan nuevas inversiones para elevar el salario en dólares en base a mayor productividad laboral.

En palabras simples, hay que acelerar la agenda de políticas públicas del Acta de Mayo.

Fuente: El economista

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