Informe Nº: 28/06/2024
El aumento en la desocupación se produjo en un 70% por caída de la ocupación y en un 30% por aumento de la fuerza laboral, esto es, gente que salió a buscar trabajo pero no encontró.
El Indec informó que en el 1° trimestre 2024 la economía cayó 5,1%. El consumo privado cayó un 7%, el consumo del Estado un 5% y lo que virtualmente se desplomó fue la inversión que cayó un 23% en gran parte por el desplome de la obra pública nacional que cayó un 50%. Lo que salvo la ropa fueron las exportaciones que subieron 26% gracias a la fuerte devaluación del dólar oficial de diciembre 2023, apenas asumido el presidente Javier Milei.
Esto llevó a que la tasa de desempleo subiera de 6,9% a 7,7% de la población activa. Coloca de nuevo a la cantidad de desempleado por encima de 1 millón en el conjunto de los 31 aglomerados urbanos que releva el Indec. Haciendo una extrapolación simple el total de desempleados urbanos en todo el país sería de aproximadamente de 1,5 millones.
El aumento en la desocupación se produjo en 70% por caída de la ocupación y en 30% por aumento de la fuerza laboral, esto es, gente que salió a buscar trabajo pero no encontró.
Los asalariados registrados en empresas privadas prácticamente no sufrieron pérdidas netas de empleos. Ojo, “netas” esto implica que hay asalariados privados de empresas que perdieron el laburo, pero hay otros que consiguieron por lo que en el agregado da que el nivel de empleo entre los asalariados registrados en las empresas privadas se mantuvo, a pesar de la fuerte contracción de la economía. Política de recursos humanos de mantener el plantel apostando a una pronta recuperación de la economía, parece.
En cambio, una cosa que llama la atención es que, en el 1° trimestre del 2024, la informalidad laboral (cuentapropistas y asalariados no registrados), por primera vez después de varios años, no funcionó como válvula de escape a la falta de trabajo. Es más, casi la totalidad de la caída en la ocupación se debió a la caída entre los cuentapropistas y los asalariados en negro.
Allá a comienzos del 2018 la economía creció un 3,8%, mientras que los asalariados registrados de empresas crecieron 1,3%; los informales crecieron 4,1%.
En el 1° trimestre del 2019 el país ya estaba en el vendaval de la crisis cambiaria y la economía se desplomó un 6% con el empleo asalariado en empresas privadas cayendo un 2%; los informales crecieron un 2%.
En el 1° trimestre del 2020 persiste la crisis cambiaria y la economía seguía contrayéndose al 5% mientras que los asalariados registrados en empresas privadas caían al 2,6%; los informales crecían el 3%.
En el 1° trimestre del 2022, ya a la salida de la pandemia, la economía creció un 7% y los asalariados en empresas privadas 3,7%; los informales crecieron 8,4%.
En el 1° trimestre 2023 la economía muestran signos de desaceleración en su recuperación post pandemia y crece sólo 1%, mientras que los asalariados de empresa lo hacen a la mayor tasa observada desde que se desata la crisis cambiaria: 4,3%; pero la informalidad le gana: crece al 5,5%.
Claramente, la informalidad manda en el mercado laboral argentino. Cuando la economía y el empleo formal crecen, la informalidad crece más. Cuando la economía y el empleo formal caen, la informalidad crece igual; no hay que con qué darle a la informalidad laboral.
Hasta que llegó el 1° trimestre del 2024. Golpazo inflacionario en diciembre 2023 (26%), enero (21%), febrero (13%) y marzo (11%), todas tasas mensuales de 2 dígitos. Más la caída de la economía real. El combo doblegó al empleo informal. El empleo informal cayó 2,3% interanual, aumentando la desocupación abierta.
Los informales la pasaron muy mal en el 1° trimestre del 2024. Les cayó el empleo y las remuneraciones reales. Según el Índice de Salario no Registrado del Indec, en el 1° trimestre del 2024, las remuneraciones reales cayeron 40% respecto a igual período del año anterior (crecieron apenas 125% versus una inflación del 275%).
Otro dato que saca el INDEC muestra que en el 1° trimestre del 2024 hubo un sensible aumento de la desigualdad de ingresos de los hogares. En el 2022 y 2023, el coeficiente de Gini (0 -igualdad- y 1 -desigualdad-) estuvo en un promedio trimestral de 0,427. En el 1° trimestre del 2024 saltó a 0,467. Un salto de 10% que señala una aumento significativo de la desigualdad de ingresos entre los hogares.
Cuando se mira la evolución de los ingresos laborales de los hogares aparecen que los que están en la pirámide lograron empatarle a la inflación, los que están en el medio perdieron en promedio un 15%, mientras que el 30% de los hogares que están en la base de la pirámide (los hogares pobres) perdieron 20% en promedio.
No es raro. Los que están en la cúspide son profesionales y trabajadores calificados, que no perdieron el empleo en el 1° trimestre 2024 y los convenios colectivos de trabajo les mantuvieron el valor real de las remuneraciones.
Los de la base de la pirámide (los hogares pobres) son trabajadores de baja o nula calificación, están desempleados o inactivos, perdieron el empleo en el 1° trimestre 2024 y, encima, la inflación les liquidó en términos reales sus magras remuneraciones.
Por esto, no es raro que aumente la desigualdad cuando la crisis hace caer hasta el empleo informal y destruye sus remuneraciones.
Este es el costo de décadas de populismo, estatismo ineficiente e inflación. Llegó la hora de ver cómo la libertad saca de la postración a los desahuciados que quedaron muy abajo.
Este es el desafío.
Fuente: Ministerio de Economía, Indec y Secretaría de Trabajo
Fuente: el economista